La decisión del Gobierno de Pedro Sánchez de adjudicar a la multinacional china Huawei la gestión y custodia de las escuchas telefónicas judiciales provocó este viernes la reacción del Congreso de Estados Unidos.
Los presidentes de los comités de Inteligencia del Senado y de la Cámara de Representantes mandaron una carta a Tulsi Gabbard, directora de Inteligencia del Gobierno de Donald Trump, reclamando la revisión de los acuerdos de inteligencia con España.
Y la tempestad sobre la seguridad nacional «entregada» a China y sus consecuencias con los socios y aliados de España llegó de inmediato a la refriega política nacional.
Según la documentación a la que ha accedido este diario, Moncloa deberá responder a todas las preguntas clave y entregar al Congreso el expediente completo y los informes de seguridad que han avalado esta controvertida adjudicación. Así lo ha reclamado formalmente el Partido Popular, que, además, ha solicitado la comparecencia del ministro de Justicia, Félix Bolaños.
En la misiva, remitida a la Casa Blanca, los legisladores instan al Gobierno estadounidense a «revisar toda la colaboración en materia de inteligencia con España». Alertan de que la elección de una empresa con vínculos directos con el régimen chino pone en «grave riesgo la seguridad compartida, incluida la de los aliados de la OTAN».
La carta advierte del peligro de que, a partir de ahora, «Pekín podrá monitorear cualquier seguimiento o investigación que se le haga a un espía chino» en territorio español gracias al acceso directo a datos de las interceptaciones judiciales.
Para los jefes de Inteligencia del Congreso estadounidense, si España entrega la gestión y custodia de sus escuchas judiciales a una empresa que está sometida a la ley china, que obliga a entregar «todos los datos» que le requiera el Partido Comunista Chino (PCCh), «la seguridad transatlántica está en peligro».
Por esta razón, el PP ya había registrado tres iniciativas para forzar al Gobierno a la transparencia.
La formación de Alberto Núñez Feijóo exige al Ejecutivo la remisión íntegra del expediente de contratación, todos los informes de ciberseguridad que justifiquen la elección de Huawei y la comparecencia del ministro Bolaños, como titular de Justicia, ante la Comisión Mixta de Seguridad Nacional.
Los populares inciden en la obligación legal, según el artículo 10 de la Ley de Seguridad Nacional, de garantizar la máxima protección en los ámbitos estratégicos, con especial atención a los riesgos provenientes de potencias extranjeras.
El PP pone el foco en esa vinculación «inevitable» que tienen las compañías chinas con el PCCh, obligadas legalmente a colaborar con los servicios de Inteligencia de Pekín.
La reacción del principal partido de la oposición es de alarma. Cuca Gamarra, vicesecretaria de Regeneración Institucional del PP, ha asegurado a este diario que «el irresponsable de Sánchez está jugando con fuego y poniendo en grave riesgo la seguridad nacional de España».
«Es por la OTAN»
La dirección popular ve la maniobra como una «temeridad sin precedentes», dada la posición de España en los sistemas de seguridad e inteligencia europeos.
Las dudas sobre la idoneidad de Huawei para gestionar información tan sensible quedan avaladas por la desconfianza internacional. Washington ha profundizado en esta «nueva Guerra Fría» con Pekín, aunque fuentes políticas en Bruselas interpretan este gesto más como una respuesta al malestar por la actitud de Sánchez en la última cumbre de la OTAN que como un temor concreto a la fuga de información.
Según estas fuentes, «a EEUU nuestras escuchas judiciales le preocupan lo justo; habrían dejado pasar esta afrenta de no ser porque Sánchez ofendió a los otros 31 aliados de la Alianza firmando un compromiso de gasto en defensa y, acto seguido, anunciando en público que no lo cumpliría«.
El desencuentro con los aliados occidentales se acrecienta tras la negativa española a implementar el acuerdo del 5% de gasto en Defensa, pactado en La Haya el mes pasado.
Por su parte, fuentes diplomáticas más críticas advierten de que «esto es gravísimo y las consecuencias las veremos muy pronto«.
Subrayan que «nunca en la historia de la democracia española hemos estado enfrentados a EEUU e Israel al mismo tiempo«, en clara alusión a la reciente ofensiva verbal del presidente contra el Estado hebreo, calificado como «Estado genocida» en sede parlamentaria.
Aunque no es un secreto que la relación de España con Huawei viene de lejos. Fuentes próximas a la OTAN recuerdan que el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ya situó a su actual pareja, Therese Jamáa, en un alto puesto directivo de Huawei en Madrid, «hasta que la Administración Biden llamó la atención al respecto justo antes de celebrarse la cumbre de la OTAN en la capital española en 2022″.
Las consecuencias
En la trastienda de esta crisis, el eurodiputado Tono López-Istúriz, miembro de la comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo y voz experta en política transatlántica, contextualiza el episodio como parte de «una larga Guerra Fría entre EEUU y China».
Señala que, lejos de poder atribuírsele a Trump la beligerancia con Pekín, «esto ya comenzó con Obama, advirtiendo a los aliados europeos de la beligerancia y agresividad militar, diplomática y comercial de China, que ha ido tornando en amenaza cibernética».
El veto estadounidense a proveedores chinos, explica, lleva más de una década vigente. Sin embargo, «el único que parece no quererse dar cuenta es Sánchez, entregando datos secretos y sensibles a una empresa que, como todas en China, no puede negarle nada al Partido Comunista».
Lo cierto es que el último viaje de Sánchez a reunirse con Xi Jinping en China ya sentó muy mal en la UE. Sobre todo, por coincidir con el inicio de la guerra arancelaria lanzada por la Administración Trump contra el gigante asiático que, de inmediato, fue replicada contra la propia Unión Europea.
Las consecuencias económicas tampoco pasan desapercibidas. A punto de expirar el plazo para la negociación de los «aranceles recíprocos» entre la UE y EEUU, fuentes en Bruselas advierten de que la posición de España es ahora más débil que nunca.
«Una cosa es que quien negocia es la UE en su conjunto, y otra que si eres la rémora, pueden usarte como moneda de cambio y que sean las exportaciones españolas las que paguen el precio», señalan. Las tensiones de política exterior se traducen en riesgo real para sectores clave de la economía nacional.
El declive de la influencia española en la UE se percibe cada vez con más claridad. La estrella internacional de Sánchez se ha apagado tras los continuados fracasos en asuntos como la amnistía, la oficialidad del catalán en las instituciones europeas o el expediente por la intervención política en la opa del BBVA sobre el Sabadell.