La aseguradora digital que sube un 175% en un año: ¿burbuja o nueva estrella?

«La disrupción no es una promesa, es una amenaza cumplida». Con esa frase, se podría resumir el impacto que Lemonade está teniendo en el sector asegurador.

En los últimos doce meses, sus acciones han subido un asombroso 175%, lo que ha obligado a inversores y analistas a replantearse si esta aseguradora digital, basada en inteligencia artificial, es una moda pasajera o el embrión de una transformación estructural del mercado.

LA TECNOLOGÍA COMO COLUMNA VERTEBRAL

Lemonade no es una aseguradora convencional. Desde sus inicios, ha apostado por un modelo digital impulsado por algoritmos, telemetría y chatbots. Su estructura tecnológica le permite prescindir de pesadas redes de agentes, con lo que reduce drásticamente sus costes operativos. “Su ventaja no es solo digital: es estructural”, señala Jeffrey Neal Johnson, analista de MarketBeat.

La gran apuesta reciente ha sido su incursión en el seguro de automóviles, un mercado mucho más amplio y recurrente que el de hogar o alquiler, donde nació la compañía. El segmento de Lemonade Car se ha convertido en su producto de más rápido crecimiento, alimentado en buena parte por su propia base de clientes: el 50% de las nuevas pólizas de coche se venden a clientes ya existentes.

Esto no solo mejora la fidelización, sino que reduce significativamente el coste de adquisición de nuevos asegurados, uno de los grandes retos del sector.

UNA RENTABILIDAD QUE EMPIEZA A CLARIFICARSE

A pesar de su espectacular ‘rally’ bursátil, el principal reproche que se hace a Lemonade es su historial de pérdidas. Y con razón: la empresa no ha sido rentable en ningún ejercicio desde su salida a bolsa. Sin embargo, hay un dato que está cambiando la narrativa: la ratio de pérdidas.

Este indicador, que mide el porcentaje de primas que se pagan en siniestros, es clave para evaluar la salud de una aseguradora. En el primer trimestre de 2025, la ratio global se situó en el 78%, aún por encima del umbral objetivo. Pero si se excluyen los eventos catastróficos (como incendios o tormentas), baja al 59%.

Para Johnson, esto no es un matiz menor: “La IA de Lemonade está madurando y cada vez calcula mejor el riesgo. Esa es la verdadera señal de que el modelo empieza a funcionar”.

Con una meta de situar esta ratio por debajo del 75% de forma sostenida, la compañía está construyendo una base sólida para alcanzar beneficios ajustados (EBITDA) en 2026, según sus propios objetivos.

UN MODELO ESCALABLE CON RED DE SEGURIDAD

A diferencia de los gigantes tradicionales, Lemonade ha diseñado su modelo con la eficiencia en mente desde el primer día. La automatización, el análisis de datos en tiempo real y una estructura ligera le permiten escalar sin necesidad de multiplicar costes.

Además, la aseguradora ha sabido utilizar la reaseguración, una práctica habitual en el sector,de forma estratégica. Cede el 55% de sus primas y reclamaciones a reaseguradoras, lo que le permite:

1. Protegerse frente a siniestros masivos.

2. Liberar capital en balance para seguir creciendo.

Este colchón financiero le otorga una estabilidad que muchos de sus críticos pasan por alto. “No se puede subestimar el papel que juega su arquitectura financiera en la viabilidad a largo plazo”, subraya Johnson.

VALORACIÓN EN BOLSA: ¿BURBUJA U OPORTUNIDAD?

Pese al despegue bursátil, la valoración de Lemonade sigue generando escepticismo. El 29% de sus acciones están en corto, lo que refleja una fuerte apuesta bajista por parte de los inversores minoristas. Además, los analistas tradicionales mantienen una calificación de “infraponderar” sobre el grupo tras sus vertiginosas alzas.

No obstante, quienes apuestan por ella ven un diamante en bruto: una compañía que, si consolida su modelo y aprovecha el potencial del seguro de coche y vida, podría multiplicar su tamaño actual. Para inversores de perfil agresivo y visión a largo plazo, la ecuación riesgo-recompensa empieza a inclinarse a su favor.

UNA APUESTA POR EL FUTURO (Y POR LA PACIENCIA)

Invertir en Lemonade no es para cardíacos. Es una empresa joven, aún deficitaria y en plena evolución. Pero también es una firma que ha sabido convertir la tecnología en ventaja competitiva real, que está corrigiendo sus desequilibrios operativos y que ya ha alcanzado hitos relevantes como superar los 1.000 millones de dólares en primas anuales activas.

Como resume Johnson: “Lemonade no está vendiendo promesas, está construyendo resultados”. Tal vez aún no esté lista para ocupar un lugar en las carteras más conservadoras, pero nadie debería ignorar su potencial.

Porque si la revolución del seguro ya ha empezado, Lemonade podría ser su cara más visible. Y para los inversores dispuestos a asumir el vértigo de la disrupción, quizá sea el momento de plantearse si están delante de una burbuja… o de una estrella emergente.

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