“El discurso del consentimiento es profundamente masculino y neoliberal. Los encuentros entre humanos tienen forma de contrato tal y como los establece la legislación, pero las relaciones son más complejas, muchas veces consentimos sin saber, exponiéndonos al riesgo de que el deseo no coincida con lo que obtengamos: que el sexo resulte doloroso, anodino o asqueroso. Pero entre el sexo consentido maravilloso y el sexo violento hay un amplio abanico de sexo insatisfactorio que no es delito”. Así lo manifestaba este lunes en Club FARO, del grupo Prensa Ibérica, la filósofa y activista feminista Clara Serra, autora de “El sentido de consentir” ( Anagrama), en un acto presentado por sexóloga y psicóloga Vanessa R. Pousada, vicerpresidenta de Sogatex.