Desde el pasado 30 de mayo, cuando el gobierno municipal de Alicante se vio obligado a impulsar un ajuste financiero por haber incumplido en casi 30 millones la regla de gasto en el 2024, todas las miradas se han centrado en un mismo hombre: Toni Gallego. Al edil de Hacienda le piden su dimisión los partidos de la izquierda por su «nefasta gestión», pero también Vox reclama su «cabeza».
Los concejales de la formación de ultraderecha exigen que el edil popular dimita o que el alcalde le cese de todas sus competencias por haberles «estafado» en las negociaciones presupuestarias. Los de Abascal, principales socios de gobierno de Barcala este mandato, entienden que Gallego ya era conocedor de que el Consistorio había incumplido las normas fiscales cuando negoció con ellos la aprobación de las cuentas. Además, la solución planteada por el edil de Hacienda, en forma de Plan Económico Financiero, eliminaba la rebaja del IBI pactada con Vox para no tener que suprimir otros proyectos ya anunciados por los populares. Una «traición» que supuso la gota que colmó el vaso de la agrupación de ultraderecha. Para Vox, la salida de Gallego del equipo de gobierno es una «línea roja».
En estos quince días desde que estallara la polémica, el ejecutivo de Luis Barcala ha tenido numerosas ocasiones de refrendar la gestión de su concejal. La primera de ellas, en una entrevista con este diario, en la que el alcalde aseguró que estaba «trabajando en encontrar soluciones» a la exigencia de cese y evitó refrendar al edil de Hacienda: «Todos cometemos aciertos y errores; y Toni Gallego no es una excepción», apuntó Barcala. Pocos días después, la portavoz del ejecutivo municipal, Cristina Cutanda, también eludió en varias ocasiones las preguntas sobre su compañero en el gobierno. «Buscamos la mejor solución», se limitó a señalar, en una respuesta que llevó a la rueda de prensa preparada y por escrito. Tras ello, este viernes los populares negaron por tercera vez el apoyo a su concejal. De nuevo el alcalde, a preguntas de los periodistas, insistió en la búsqueda de soluciones: «Lo único que voy a decir es que continuamos con las negociaciones». Pocos minutos después, el propio Barcala se reunió con los portavoces de Vox en un encuentro en el que los ultras dejaron claro que no estaban dispuestos a negociar la salida de Gallego. Pese a ello, los populares no solo no se levantaron de la mesa, sino que alcanzaron un preacuerdo en varias medidas económicas, como la rebaja del IBI temporalmente anulada. Todo ello, hace presagiar que la marcha del responsable de Hacienda y Deportes sea ahora más factible que nunca. De ser así, Toni Gallego se convertiría en el noveno concejal «despedido» por el alcalde.
Salidas del gobierno
Luis Barcala llegó a la Alcaldía en 2018, y lo hizo a un año de las elecciones, a pesar de ser el número cuatro de su lista electoral y de la mano de la tránsfuga de Podemos Nerea Belmonte, tras la dimisión del socialista Gabriel Echávarri. En los siguientes comicios, los de 2019, el popular cambió por primera vez de compañeros de viaje.
Fuera del Ayuntamiento se quedaron Mari Ángeles Goitia, pese a que renunció a ser alcaldesa en beneficio de Barcala (le correspondía por ir en mejor puesto en la lista municipal); Carlos Castillo, que ese mandato fue además vicepresidente de la Diputación; María Dolores Padilla, uno de los «fichajes» realizados cuatro años antes; Marisa Gayo, edil de Deportes a la que encontraron acomodo en el noveno puesto de la candidatura del PP a las Cortes por Alicante; e Israel Cortés, que pasó del décimo puesto al número once, quedando fuera de la Corporación. De hecho, en la primera candidatura encabezada por el regidor alicantino repitieron menos ediles de los que se cayeron del listado. De los ocho concejales que el PP obtuvo en 2015, con Asunción Sánchez Zaplana al frente, Barcala solo conservó a Mari Carmen de España y José Ramón González.
Dos dimisiones y una jubilación
Tras las municipales de 2019, en las que el PP obtuvo nueve concejales, Barcala volvió a ocupar el despacho del alcalde gracias a su pacto de gobierno con Ciudadanos. Un equipo que tampoco llegó intacto (aunque por poco) al final del mandato. En abril de 2023, el regidor comunicó a Julia Llopis que no volvería a contar con ella. La presidenta de la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y padres de Alumnos, fue uno de los grandes fichajes del popular, pero protagonizó numerosas polémicas con los colectivos sociales y las personas vulnerables, que terminaron erosionando su figura en el ejecutivo popular. Tras ello, Llopis se marchó del equipo de gobierno cuando Barcala le manifestó que no repetiría como edil. De esta forma, materializó su salto a Vox, que también trató de incluirla en sus listas cuatro años antes, siendo actualmente diputada en las Cortes.
Tampoco terminó el mandato Manuel Jiménez, otro «fichaje» estrella de Barcala. El que fuera presidente de la Federació de Fogueres acabó señalado por una polémica adjudicación a dedo de contratos a personas de su entorno (por la que terminó imputado en una causa que se archivó) y, finalmente, dimitió a las puertas de los comicios de 2023, quedando fuera de la lista encabezada por Barcala para frenar el ruido preelectoral.
Al margen de las dos dimisiones, la formación popular vivió entonces una tercera salida, aunque en este caso sí finalizó el mandato. El regidor popular tampoco contó en las municipales con el que, durante años, había sido su mano derecha, además de uno de los ediles con más responsabilidad de aquel bipartito. José Ramón González, que estuvo al frente de áreas como Seguridad, Movilidad y Recursos Humanos, se jubiló al final del pasado mandato.