A tres semanas de la primera vuelta presidencial en Argentina, Sergio Massa, ministro de Economía de un Gobierno peronista impopular, se encontró en el camino de su sinuosa campaña con un escándalo no buscado: uno de los hombres fuertes de Buenos Aires, la provincia más importante de este país y donde se concentra buena parte de la pobreza, que ya golpea al 40% de la población, fue descubierto en un yate de lujo en Marbella, acompañado de una modelo del sitio onlyfans. La bomba que detonó el exjefe de ministros, Martín Insaurralde, después que su presunta novia, Sofía Clerici, lo presentó socialmente en las redes, con el mar de trasfondo y una cartera Louis Vuitton en la mano, estremeció al oficialismo, que pelea por pasar al segundo turno de noviembre con el ultraderechista, Javier Milei. Tanto el libertario como la derecha tradicional se ha permitido sermones moralizantes. El oficialismo intentaba desesperadamente un control de daños a las puertas del primer debate televisivo entre los aspirantes presidenciales.
El gobernador bonaerense, Axel Kiciloff, siente por estas horas que el suelo se mueve debajo de sus pies. Su reelección en el distrito electoral más grande de Argentina es clave para las aspiraciones de Massa. Encabezaba los sondeos de cara al 22 de octubre. Lo que ha sucedido puede comprometer sus expectativas.
Insaurralde dimitió, pero los efectos de su estancia mediterránea amenazan con ser devastadores. La corrupción vuelve a sacudir a un partido que levanta las banderas de la justicia social.
Otros casos resonantes
Los rayos de sol de la costa andaluza queman en Buenos Aires y no hacen más que reactualizar otras situaciones escandalosas. Durante los meses más rigurosos y aciagos de la pandemia, la esposa del presidente Alberto Fernández realizó una fiesta en la residencia que comparten junto con amigos personales. Todos se fotografiaron sonrientes, incluso el mandatario que solía amenazar con salir a buscar a las personas que transgredieran las medidas de autoaislamiento. Las imágenes suscitaron el previsible enojo de una sociedad. El peronismo pagó ese desvarío y el peso del ajuste económico con la pérdida de millones de votos en las parlamentarias de 2021.
Los memoriosos van más allá, hasta el verano de 2016, cuando gobernaba la derecha y el exsecretario de Obras Públicas, José López, fue encontrado in fraganti con bolsos poblados de dólares en un convento de monjas.
El caso Insaurralde intenta presentarse en los medios como sistémico, con Cristina Fernández de Kirchner, objeto de varias investigaciones judiciales, como su expresión más emblemática. La vicepresidenta ha guardado silencio. Ella fue la que en 2013 promovió a Insaurralde a las grandes ligas de la política.
Las imágenes en el yate se conocieron apenas pocos días después de salir a luz el último índice de pobreza y mientras la inflación continúa su carrera alcista a caballo del precio del dólar en el mercado negro.
Kiciloff anunció modificaciones en su equipo. Dijo que no lo hacía por un «marketing de la honestidad» sino porque quiere ser consecuente con su propósito de «transformar la vida de los demás» y «seguir liderando un gobierno al servicio de la provincia». El gobernador es una suerte de rara avis: no tiene denuncias en su contra. Su módica popularidad puede derrumbarse.
La modelo Clerici siguió arrojando gasolina al fuego. El sábado había asegurado que la cartera Louis Vuitton y un reloj Rolex habían sido regalos de su nuevo amor. Ella se retractó y aseguró haberlos comprado “solita”. Además, defendió su exhibición pública con el exfuncionario. «No tiene nada de malo que una persona de la política se tome vacaciones cortas«.
La economía, la educación y derechos humanos serán los temas centrales del primer debate presidencial. Se descuenta que Massa tendrá que dar explicaciones o eludirlas con escaso margen sobre las “vacaciones cortas” de Insaurralde.