Las tensiones entre marcas del fabricante y de la distribución (blancas) que tanto preocupa a grandes industrias alimentarias, proveedoras de cadenas de supermercados e hipermercados, las capea bien Vicky Foods. Por eso tiene enseñas consolidadas (Dulcesol, Be Plus, Hermanos Juan, Il Forno di Giovani Ricci y FIT’z, entre otras) para sus diferentes categorías de productos. Maneja hasta 400 referencias -pan de molde, pizzas, cremas untables de cacao y avellana, y alimentación infantil- que llegan a unos 80.000 puntos de venta.
La relación con Mercadona se remonta a los años 80, casi desde los primeros tiempos de la cadena de los súper en manos de la familia de Juan Roig. «Mercadona es un cliente muy importante, nunca ha dejado de serlo. Fuimos interproveedores hace hasta hace 15 años, cuando acabamos esa relación tan directa, si bien en la actualidad el trato es muy buena con el cliente para algunas gamas de productos», explica Rafael Juan. Y añade: «Mercadona tiene que estar en nuestro foco de negocio aunque tengamos muchos más clientes dentro y fuera de España».
Lo importante, dice, es llevar en condiciones óptimas el producto fresco a los puntos de venta. Para eso ha renovado y ampliado su estructura y cadena logística. Desde hace una década potencia su red de distribución propia mediante la adquisición de algunas de las empresas que hasta ahora comercializaban sus referencias en diferentes zonas de España y Europa. Respecto a su principal negocio, el pan (65% de su volumen de producción) y la bollería (30%), el CEO de Vicky Foods sostiene que es «fiel» a su core bussines, si bien quiere crecer en otros segmentos de mercado al diversificar sus referencias.
Los platos preparados es otra tendencia al alza en el negocio de las cadenas de distribución. Ahí Vicky Foods pisa ahí el acelerador. A través de la enseña B Plus apuesta en este segmento del mercado y su intención es seguir creciendo. «La gente cocina cada vez menos. El consumidor moderno -resalta Rafael Juan- tiene poco tiempo y busca que se lo den todo hecho». En su opinión, ese es un desafío muy importante para todas las empresas de la alimentación.
¿Innovaciones? El mandatario de la empresa valenciana considera que los productos más saludables y sostenibles también están en alza. Y le preocupan dos cuestiones principalmente: los precios de las materias primas y la ley del plástico. «Los precios de las materias primas han subido en estos últimos años debido a la especulación en los mercados internacionales. No tiene sentido la cotización tan alta del azúcar o el cacao que tanto han disparados nuestros costes de explotación», lamenta.
Además, considera que el citado tributo es un problema «porque España es el único país de todo el mundo que ha creado un impuesto que lo único que hace es penalizar la inversión en innovación«. Rafael Juan piensa que sería mucho mejor para el sector y desde el punto de vista de sostenibilidad «priorizar la innovación en producir envases más sostenibles y evitar penalizar algo cuyo uso no podemos evitar. El plástico -matiza- protege alimentos y eliminarlos, en muchos casos, puede generar problemas de salud y de seguridad alimentaria».