La empresa adjudicataria de las obras de rehabilitación de La Plasa en Torrevieja ha comenzado los trabajos de demolición de las zonas del edificio que en el proyecto se quieren abrir al exterior. Este miércoles han desmontado por completo la escalera de emergencias exterior -otro de los parcheos chapuceros con los que se dotó el centro comercial que acabó con el Mercado de Abastos tradicional en 1995- . Los operarios se afanaban además en demoler la obra interior del mercado municipal en el interior de la primera planta.
Una tramitación interminable y una factura histórica
La actuación llega tras seis años de anuncios del alcalde Eduardo Dolón (PP), una tramitación interminable y un coste disparado -a día de hoy- por encima de los 13,5 millones de euros. La cantidad por la que se adjudicará la obra es de 8,2 millones de euros (IVA incluido), más 300.000 euros pagados por la redacción del proyecto y una cuantía similar por la dirección de obra.
A ello hay que sumar los 4,3 millones de euros de la más que polémica operación de recompra con la que el Ayuntamiento recuperó lo que ya era suyo antes de 1995: el derecho de superficie de las tres plantas superiores del mercado de abastos. Una operación que se saldó con un beneficio de más de un millón de euros de dinero público para una empresa privada que había adquirido poco antes esos derechos a los propietarios.
En paralelo al proceso de adjudicación de las obras, el Ayuntamiento ha iniciado el expediente para someter a concesión administrativa el nuevo Mercado Municipal. Comprendiendo la planta baja y el altillo de la primera planta. Será pues una empresa privada la que gestionará con gastos comunes y alquileres que no serán de precio municipal el Mercado de Abastos para intentar reflotarlo. La idea es explotar el mercado de abastos bajo el modelo de experiencia gastronómica y consumo de producto de kilómetro cero que funciona en otras ciudades.
El proyecto contempla una reforma integral del edificio actual, con «un diseño orientado a favorecer su integración urbana y una imagen completamente renovada». Se eliminarán todos los cerramientos opacos de las fachadas que dan el actual aspecto oscuro y hermético al mercado de abastos, y estos espacios se sustituirán por superficies acristaladas, favoreciendo así la conexión visual con la Plaza Isabel II. Las recreaciones virtuales del resultado final reflejan un edificio en blanco con las mismas alturas que actual pero con mucho espacio de entrada de luz, para acabar con el aspecto opresivo de la actual edificación, que siempre ha dado la impresión de «no caber» en la parcela donde se levantó. El Ayuntamiento optó por este diseño sin escuchar las voces que pedían dejar el inmueble en solo dos plantas o incluso demolerlo entero y configurar una plaza diáfana.
Aparcamiento y oficinas
Más allá de informar sobre la propia adjudicación el equipo de Gobierno ha sido parco a la hora de ofrecer más detalles sobre el impacto que tiene el periodo de obras. El alcalde Eduardo Dolón y la concejala Rosario Martínez se limitaron a ofrecer un mensaje en redes sociales sin preguntas.
El aparcamiento público subterráneo deberá estar cerrado durante todo el periodo de obras. Las oficinas de Comercio y la de Transporte Urbano que contaban con espacio en este edificio han tenido que ser reubicadas. La primera en los locales municipales de la calle Clemente Gosálvez 24.
Compensaciones
Con especial discreción ha llevado el Ayuntamiento la negociación con los comerciantes que han tenido que salir del recinto a la hora de compensar las pérdidas que va a provocar este parón. En total solo quedaban diez placeros en el mercado municipal de los casi cincuenta que se pusieron en marcha en el Mercado de Abastos en 1995 en el edificio reformado como centro comercial.
El equipo de gobierno contempla una partida en los presupuestos de 2026 de 170.000 euros para compensar el pago de alquileres y el lucro cesante, a través de unas ayudas articuladas basándose en las que funcionaron para respaldar al comercio y la hostelería afectados por el confinamiento obligado por el covid.
Así, los placeros que han decidido mantener su negocio con un local alquilado recibirán el 80 % del coste del arrendamiento que puedan justificar. Por esta opción han apostado cinco de los comerciantes que ahora cuentan con negocio en el corazón del casco urbano.
Mientras quienes han optado por parar deberán justificar el lucro cesante derivado de su falta de actividad. Ambas opciones tienen inconvenientes. Por ejemplo, el Ayuntamiento no va a abonar una ayuda por alquiler que no esté a nombre del titular del puesto adjudicado en el Mercado de Abastos. Tampoco va a aceptar «traspasos» de concesiones de puestos. Y solo se va a pagar el lucro cesante justificado con lo efectivamente facturado, que en algunas ocasiones no se corresponde con lo vendido y puede no compensar a los negocios. En cualquier caso, todos los que han tenido que dejar el recinto tendrán derecho a regresar a las nuevas instalaciones cuando terminen las obras.
Aunque los negocios no lo han expresado públicamente dejaron los locales con cierto malestar por las prisas con las que finalmente la Concejalía de Comercio planteó esas ayudas, poco antes de verse obligados a cerrar sus puertas, casi sin tiempo de reaccionar, cuando esperaron meses a contar con detalles sobre la planificación municipal del desalojo. Las ayudas por alquiler y lucro cesante de octubre, noviembre y diciembre se recibirán con carácter retroactivo cuando el presupuesto de 2026 esté vigente.
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