A la orilla de un lago, entre barquitos de papel, Timur ha roto el silencio, mostrándose completamente roto: “Este es mi legado como padre. No sé hacer nada más”-
Las palabras de Uras han salido desde el corazón: “Estoy asustado. No puedo hacer nada por Seren ni por los niños. Estoy enfadado conmigo mismo”.
Y por primera vez, ha sido capaz de mirar a su padre a los ojos y decir lo que piensa: “Yo sí tengo un padre. Y lo necesito. Como mis hijos me necesitan a mí”.
Timur ha bajado la cabeza, consciente del daño, pero también del amor que aún queda entre ellos: “Os fallé. Pero no te he dejado solo. Solo necesitaba volver a mí”.
Han hablado de todo. De la culpa, del miedo, de lo que nunca supieron ser… Y en ese lugar, sin testigos, se han abrazado: “Te quiero mucho, hijo”.
Nada será igual después de esto. Porque a veces, el amor solo se cura con más amor.