Sol, calor, playa, tardes infinitas… y ropa más ligera que nunca. El verano nos llena de alegría y color, pero también de tejidos delicados que exigen más mimo en la lavadora. Porque sí, tu vestido de lino y tus blusas vaporosas merecen mucho más que un centrifugado agresivo.
Si alguna vez te has preguntado por qué tu prenda favorita encoge, pierde color o, directamente, muere entre los giros del tambor, aquí tienes la guía definitiva para una colada de verano perfecta, con los trucos que las reinas del hogar ya dominan (y que tú también puedes aplicar sin ser Marie Kondo).
1. Lee la etiqueta, siempre.
Parece básico, pero muchos (muchos) lo pasan por alto. Antes de lavar cualquier prenda, consulta la etiqueta. Ahí están las instrucciones que tu ropa te está rogando que sigas. Nada de improvisar temperaturas ni programas. Si pone «30 °C», no le pongas «Eco 60» porque «así se lava mejor». Spoiler: no se lava mejor, se estropea antes.
2. Separa como si tu vida (textil) dependiera de ello
Colores claros, oscuros, tejidos delicados, ropa interior… Cada grupo con su cesta. Esto no solo evita desastres cromáticos, sino que protege las fibras más sensibles del roce con vaqueros o cremalleras. ¿El truco estrella? Involucra a toda la casa: si hasta los peques saben que las camisetas blancas no van con los leggins negros, te ahorras disgustos.
3. Más detergente NO significa más limpio
Deja de echar medio bote «por si acaso». Usar más detergente del necesario solo acumula residuos, daña las telas y… sí, deja la ropa con esa textura rara. Usa uno especial para prendas delicadas, añade un suavizante ligero y aplica la dosis recomendada. Menos es más.
4. Cada tejido con su mimo
- Algodón: si es blanco, hasta 90 °C. Si es de color, mejor no pases de los 60 °C. Centrifugado suave, gracias.
- Lino: máximo 60 °C si es blanco, y 40 °C si tiene color. Ciclo delicado, siempre.
- Seda: aquí toca ponerse en modo “alta costura”. No más de 30 °C, ciclo especial delicado y, si puedes, usa una bolsa de malla o una funda de almohada para protegerlo. Tus vestidos veraniegos te lo agradecerán.
5. Trajes de baño: que no se te pudra el biquini
Después de tantas horas en cloro, sol o sal, tus bañadores necesitan amor. Lávalos a mano cada vez que los uses y, cada 5 o 6 puestas, dales un repaso en la lavadora (¡sí, se puede!). Eso sí: máximo 30 °C, sin centrifugado y dentro de una bolsita o funda de almohada. Y nada de secadora, por favor. ¿O acaso quieres decirle adiós al elástico?
Este verano, que la única prenda que sufra sea ese bikini que te hace rozadura si no lo colocas bien. Tu ropa ligera puede durar años si sabes cómo cuidarla. Y tú, mientras tanto, a disfrutar del sol… y de ese olor a limpio que da gusto solo con abrir el armario.