El pediatra Antón Castaño Rivero (Gijón, 1959), médico especialista del Hospital Universitario de Cabueñes desde hace 36 años y expresidente de la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas, ofreció este miércoles en el salón de actos del Club Natación Santa Olaya la charla “¿Otra vez a Urgencias de Pediatría? La odisea de tener hijos”.
-¿Por qué ese título?
-La propuesta del Santa Olaya era si podía hacer una charla para que las familias tuviesen mejores criterios para decidir si el problema que pudiesen tener sus hijos es para ir a urgencias de Pediatría o no. Me pareció bien. Y la segunda parte, la palabra “odisea” la utilizo porque entiendo que ir a urgencias es siempre un problema tanto por la propia enfermedad y por tener que ir al Hospital. Siempre he pensado que nadie viene a urgencias por gusto.
-La natalidad está descendiendo desde hace años. ¿Se está notando eso en el número de pacientes pediátricos?
-No, al revés. A pesar de que en los últimos años se ha reducido muchísimo la natalidad, las cifras de atención en urgencias se mantienen e incluso ascienden poco a poco. Cuando entré al hospital atendíamos a unos 9.000 pacientes al año, aproximadamente. Eso subió paulatinamente hasta los años de la gripe A, cuando se produjo el pico máximo, de 22.000 pacientes. Con la pandemia eso se redujo en alrededor de dos tercios. Sin embargo, ahora estamos en una curva ascendente y atendemos a algo más de 16.000 pacientes al año.
-¿Por qué no va de la mano la caída de la natalidad con las urgencias?
-Hay muchos motivos por los que se acude. Algunos los sé y otros los puedo intuir. No solamente son problemas de enfermedades, sino también cambios sociales, laborales y familiares que hacen que enseguida pedimos o solicitamos la ayuda de expertos y especialistas. Probablemente, cada vez haya menos experiencia con las enfermedades de los hijos y entonces más rápidamente se solicita una ayuda externa.
-¿Resulta complicado que las familias distingan entre una urgencia real y una consulta?
-Es que esa diferencia o esos límites no están tan claros. Hay muchos factores para llevar a urgencias, pero uno de ellos es el miedo. O sea, no es tanto la gravedad de la enfermedad, sino que creas que puede ser un problema importante. Y eso es una diferencia fundamental. El más frecuente de los síntomas que suele asustar es la fiebre, aunque todos sabemos que en sí misma no es un síntoma de alarma ni de gravedad. Sin embargo, a pesar de que intentamos hacer educación sanitaria para hacer ver que no es tan importante, notamos que sigue asustando.
-¿Cómo debe ser la prevención que se lleve a cabo en casa?
-Eso es muy importante porque habrá unos síntomas que pueden hacer que vayamos a urgencias, pero desde luego, lo que también sabemos, es que hay cosas muy importantes que pueden hacer que no tengamos que ir. Por un lado hay que prevenir las lesiones y, por otro, las enfermedades infecciosas. Por ejemplo, hay muchas personas que tienen reticencias a las vacunas actualmente. Hay que hacer ver que el desarrollo de las vacunas fue un cambio radical, ya que hizo que disminuyesen, hasta casi desaparecer, enfermedades que eran frecuentes, graves y que en muchos casos amenazaban la vida de los pacientes.
-¿Qué valor tiene la actividad física y el deporte de cara a prevenir enfermedades en niños?
-El deporte es fundamental tanto para la salud física y también para la mental. Es algo que estamos viendo que se está deteriorando mucho y que es un problema que crece día a día. El deporte va a ayudar a prevenir eso y va va a ayudar en el desarrollo y en el crecimiento. Sin duda, es una parte muy importante me parece del desarrollo de todos los niños. Y no tiene por qué ser un deporte de competición, sino que sirve con hacer una actividad lúdica para colaborar en evitar el otro problema añadido que estamos viendo, que es el de la obesidad y todo lo que conlleva.
-El servicio de Pediatría ha recibido reconocimientos últimamente.
-Sí. Estamos en un muy buen momento. Ha habido una progresión continua, como no puede ser de otra manera en medicina. Aquí se ha mejorado progresivamente en muchos aspectos. Por ejemplo, en el desarrollo de numerosas especialidades pediátricas. Y en lo que respecta a las urgencias pediátricas, que es lo que me toca de cerca, también viví todo el desarrollo que hubo desde no existir esa unidad hasta poder desarrollarla con personal específico. En total, estamos acreditados como urgenciólogos pediatras cuatro personas. Eso no se puede ver en muchos sitios y mucho menos en un hospital de nuestro nivel de atención. Tener la urgencia de Pediatría es un cambio espectacular.
-¿Cómo podría seguir creciendo el servicio?
-Personalmente, estaba muy ilusionado por la ampliación del hospital. Llevamos mucho tiempo esperándola y trabajando en el plan funcional porque nuestro servicio y la urgencia de Pediatría quedaron muy pequeños. Es muy importante ampliar y poder crecer para poder dar una mejor atención con más espacios y mayor comodidad y facilidad.
-Se jubila en un año. ¿Le entristece no poder culminar su carrera con la ampliación realizada?
-Sí, fue una gran desilusión por mí y por la población. Tenía esperanza de poder disfrutar de la última parte de mi carrera profesional con un servicio más digno, acorde a nuestros tiempos, y poder dar una atención mayor. La ampliación iba a conllevar, entre otras mejoras, que tuviéramos más espacios, una sala de espera mucho más amplia y una unidad de triaje específico pediátrico, que es algo por lo que estamos suspirando desde hace mucho tiempo. Ahora lo que confío es en que cuando yo deje de trabajar haya personas que sigan peleando para ofrecer la mejor atención posible.
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