En cada crisis interna la reflexión se repite en las filas del PP: “Los peores enemigos siempre están dentro”. La situación de Carlos Mazón desde la trágica riada del 29 de octubre atraviesa en las últimas horas un momento muy delicado. El peor fue en los días posteriores a la catástrofe. Pero la decisión fue continuar y el acuerdo alcanzado con Génova pasó por vincular su futuro a la reconstrucción de la provincia de Valencia. La investigación penal de la dana iniciada por un juzgado de Catarroja y los constantes vaivenes en la versión que el ‘president’ da sobre las horas más críticas de aquel día han aumentado la preocupación dentro del partido.
Tanto en la dirección nacional como en otros sectores consideran que Mazón está perjudicando su propio relato y que debería centrarse en exclusiva a explicar las acciones de su Consell, las inversiones y los recursos destinados a la reconstrucción. El temor continúa siendo que las siglas del PP acaben arrastradas por la crisis autonómica, que en parte el partido ve irrecuperable. En esta idea de contener los daños, las recientes intervenciones de Mazón han caído como un jarro de agua fría en el núcleo duro de Feijóo. Con todo, la cúpula conservadora no planea una decisión rápida sobre el relevo del ‘president’ para las próximas elecciones. Entre otras cosas porque no tienen garantizado el apoyo de Vox.
Una especie de laberinto cuya salida provisional pasa por que Mazón siga al frente y evitar, así, dar la razón al Gobierno central de que la Generalitat fue la única culpable en la gestión de la gota fría de octubre. “Si hacemos eso, ya estamos perdidos del todo”, reflexionan. Por eso, la noticia de que en la dirección barajaba la posibilidad de poner en marcha una gestora para el partido con la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, al frente -como publicó ‘La Vanguardia’- abrió la caja de los truenos en el PP.
Más allá de que en Génova lo negaran, muchos dirigentes advierten de las posibles “guerras internas” que esta crisis puede abrir en el peor momento. En el entorno de Mazón siempre ha cundido la idea de que la traición le rodeaba. Tanto en el PP valenciano como en la cúpula en Madrid hay personas que señalan la “deslealtad” de Catalá en algunos momentos muy duros de estos cuatro meses.
Y hay otros dirigentes que defienden la gestión de la alcaldesa en la capital valenciana y su esfuerzo por no dejar que la crisis de la dana arrolle a la ciudad. En lo que coinciden todos los consultados por este diario es en que Feijóo no tenía previsto acelerar la decisión sobre la sustitución de Mazón a pesar del malestar creciente. Y que haya una sensación de aceleración, reconocen, “es mal síntoma”. “Sobre todo si sale de dentro”, zanjan dirigentes nacionales.
En el partido son conscientes también de que la presión mediática va en aumento y que Mazón lleva 48 horas en la picota. Existe una defensa -siempre con matices- pública y muchos dirigentes hablan de “cacería” y de “una operación” desde el Gobierno de Pedro Sánchez para acabar con el ‘president’ para, sobre todo, llevarse por delante las opciones del PP en esa comunidad.
Pero a pesar de las dudas sobre el desenlace y el enfado con la estrategia de comunicación de la Generalitat, la convicción sigue pasando por resistir, lanzar mensajes de certeza sobre el futuro de la provincia y dejar para más adelante cualquier determinación.
Primero, porque en este momento el PP no tiene asegurado el apoyo necesario de Vox para un cambio en la presidencia autonómica, para la que solo podría valer la propia Catalá, que es diputada en Les Corts. El partido de Santiago Abascal, además, está disparado en las encuestas, por lo que tampoco es viable pensar en un adelanto electoral. Y, además, todos los consultados también coinciden en que una gestora para el partido no resolvería ningún problema: “Aquí el problema es la Generalitat, no el partido”, zanjan.
La realidad es que a principios de semana en el desayuno que Mazón protagonizó en Madrid ya quedaron claras algunas cosas. La ausencia de Feijóo estaba prevista. En la mesa presidencial sí estaba la número dos del partido, Cuca Gamarra. También acudió el responsable de asuntos internacionales en el PP, Esteban González Pons, nada cercano a Mazón. “Lo que hay que ver”, aseguró alguien del núcleo duro del ‘president’.
La ausencia de Feijóo no fue la única que resonó: ni la alcaldesa Catalá ni el presidente de la Diputación de Valencia, Vicente Mompó, que sí era miembro del Cecopi y que en aquella tarde pidió en uno de los momentos de máxima tensión “que se enviara de una puta vez la alerta” a los teléfonos móviles, tampoco estuvo.