España necesita ampliar y modernizar sus redes eléctricas para hacer posible la transición energética e impulsar otra revolución imprescindible como es la de la gran digitalización. La espina dorsal del sistema eléctrico será crucial para integrar no sólo el despliegue masivo de nuevas plantas de energías renovables, también es vitar para conectar los grandes proyectos industriales a las puertas del ‘boom’ de los centros de datos y de las futuras plantas de producción de hidrógeno verde.

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