«Yo ya se lo dije hace unos días. Como les dé por hacer una jugada entre los dos y hagan un gol yo ya me puedo morir», sonríe Lluís Quer. «Es un día que recordarán siempre», enfatiza Judith Tuneu. Es lunes y responden mientras sus hijos, Pius (2002) e Ignasi (2004), cenan. Son más de las 10 en Gurb, al lado de Vic. Acaban de llegar de entrenar. Son dos piezas clave de la Unió Esportiva Vic, que este jueves vivirá un día inolvidable con la visita del Atlético de Madrid en la primera ronda de la Copa del Rey. Será el partido más importante de la historia del club, cinco categorías por debajo del conjunto del ‘Cholo’ Simeone, y de todos sus protagonistas. Las más de 6.000 entradas se agotaron hace días. Pius compró 25 e Ignasi compró 12 y al llegar a casa hablan de ‘bizums’ con su madre. Asiente Judith: «Ellos, este partido ya lo han ganado. Lo que pase en el campo será secundario». A Lluís se le escapa más de un «hostia puta», de tanta emoción.
«No nacieron con la pelota, pero casi», dicen. Pius no deja de abrazar un balón de la Copa durante toda la entrevista, sentado en un banquillo del estadi Hipòlit Planàs, a cinco minutos contados en coche de casa. A su lado, como siempre, está Ignasi. «Recuerdo su primer día como si fuera hoy. Sé el punto exacto del camino de casa al campo de fútbol en el que mi madre le dijo que ya estaba apuntado. Íbamos en el coche que teníamos entonces, un Meriva. Y recuerdo cómo se puso a llorar y la pataleta que montó«, asiente Pius. Prosigue: «Casi todos los recuerdos que tengo de la infancia son jugando a fútbol con él, en casa o donde fuera. Llegábamos de cole y nos poníamos con el balón. Lo hemos hecho todo juntos siempre. Toda la vida».
La bronca
Judith dice que lo ha olvidado, pero los dos hijos recuerdan bien una bronca suya: se llevaron una pelota a un entierro. No recuerdan quién era el fallecido, pero sí la pelota. Nunca pidieron una consola. Un día les regalaron una cama elástica y la convirtieron en un campo de fútbol, pegando una portería a cada extremo. No siempre fue todo tan bonito. «Muchos días acabábamos a hostias», acepta Ignasi. Hoy los dos son titulares en un equipo que esta temporada aún no conoce la derrota. Superó la primera ronda de la Copa con un 4-0 y lidera la Lliga Elit, la primera categoría del fútbol catalán, con cinco triunfos y un empate. Pius marcó en las jornadas 1 y 5 e Ignasi marcó en las jornadas 2, 3, 4 y 6. «En cada partido ha puesto Quer en el acta», reivindica Ignasi. Hace años su padre, siempre en la grada como su madre, les prometió un premio de 100 euros por cada ‘hat-trick’. Lluís no es capaz de expresar qué sentiría si tiene que pagarlos este jueves.
Ignasi, excanterano del Girona, admite que jugar juntos es «un plus muy heavy», tanto en lo futbolístico como en lo sentimental. «La gente tiene a la familia en la grada. Yo la tengo en el campo, eh», añade. Si habla del partido ante el Atlético, Pius habla de «piel de gallina», mientras admiran cómo se edifica la grada supletoria.»Todo esto es por nosotros. Bueno, sobre todo por el Atlético de Madrid, pero también por nosotros», escupe. Resopla y prosigue: «Es el partido más importante de la historia del club, una cosa que pasa una vez en la vida, y justo el mismo año hay dos hermanos.Y va y somos nosotros, con lo que nos gusta el fútbol. Es espectacular, inédito. No sé qué decir. Que esa gente que ves por la tele, uno de los cinco o seis mejores clubes de Europa, vengan a Vic y tú puedas jugar y compartirlo con tu hermano es increíble. La palabra es regalo. Es que no hay más». «Es un premio increíble», suspira Ignasi. «A mi más que la piel de gallina se me enciende la sangre», reconoce. Será la primera vez que vean al Atlético de Madrid en directo y será desde el césped.
El trabajo
Cuando salió la bola del Atlético, la más preciada de esta primera ronda, Ignasi estaba trabajando. Es monitor de comedor en una escuela de un pueblo vecino. Vio el sorteo en una tablet con los niños de tercero y cuarto de primaria. «Buah, me quedé en ‘shock’. Empanado. No me lo podía creer. Me quedé así hasta que los niños empezaron a abrazarme. Ellos flipaban. Me decían: ‘¿Pero es el primer equipo del Atlético? ¿Griezmann?’«, cuenta. Antes de entrar a comer juega al fútbol en el patio con los niños: «Este trabajo me encanta. Entro al comedor sudado y con la cara roja, como cuando era pequeño». Este jueves trabajará. Y de hecho comerá con los niños, porque el partido es a las 7 y no puede comer a las 3 como de costumbre porque sería demasiado tarde. Estudia CAFE y los jueves tocabalonmano y fútbol. Este jueves hará fútbol contra el Atlético de Madrid. En la grada estarán sus padres y también su abuela materna, Maria Antònia.
Pius da clases de pádel en el Club Tennis Vic. Gana más dinero por el pádel que por el fútbol. Y estudia ADE, también en Vic. Este jueves tiene una práctica de contabilidad. «Tengo muchas ganas de que llegue el día. No de que lleguen las 7 de la tarde y el partido, sino de levantarme a las 8 de la mañana y vivir todo el día», asiente. «Lo que estamos viviendo no tiene precio. Es imposible no emocionarse cuando llegas al campo y ves la cara con la que te miran los niños. Es irreal. Es irreal. Esto a la que haya pasado este partido ya estará. Se habrá acabado. Pero hay que disfrutarlo», añade. Cuando el reloj dé las 12 se evaporará la magia, como en La Cenicienta, pero el sueño mutará en recuerdo inmortal.