El primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, ha preparado el terreno este lunes para tratar de amortiguar el impacto que su primer Presupuesto tendrá en la popularidad del Gobierno laborista. Unas cuentas que requerirán la toma de «decisiones difíciles», entre ellas importantes subidas de impuestos y recortes en las partidas destinadas a los distintos ministerios. Starmer ha reconocido que el país enfrenta unas «circunstancias sin precedentes» y ha asegurado que esta es la única forma de «estabilizar» la economía y de garantizar las inversiones que el país necesita para acelerar el crecimiento. «Vendrán días mejores. Este es un plan económico que cambiará para mejor el crecimiento a largo plazo del Reino Unido», ha prometido el primer ministro.

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