El año pasado, el icono de la italianidad y una de las estrellas vivas de la Edad de Oro de Hollywood se fracturó una cadera al caerse en su casa de Ginebra. La articulación que une el hueso coxal y el fémur, la misma que redondeó las bellísimas formas del mito sexual de varias generaciones en todo el mundo y que muestra insinuante en los fotogramas de Ayer, hoy y mañana, dijo hasta aquí hemos llegado y se quebró. Entonces, Sophia Loren tenía 89 años de edad y tuvo que someterse a la rutinaria operación por la que, a esas alturas de la película, muchos de sus coetáneos habían pasado ya. Hace unos días, con cadera nueva y una vuelta más al sol, la Loren lució espléndida en su 90 cumpleaños, una fiesta que celebró toda Italia, incluido Pozzuoli, el pueblecito en el que se refugió con su madre y su hermana tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

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