El impacto de los aerogeneradores en la avifauna es una preocupación que exponen desde hace tiempo los grupos ambientalistas, pero también lo es para el sector eólico. Cada año mueren cientos de miles de aves y murciélagos por colisiones con las aspas de las turbinas de los parques eólicos. Solo en España se ha constatado la muerte de 9.000 aves en los últimos tres años. Pero el resultado se refiere a cadáveres hallados, por lo que el número real de bajas podría ser mucho mayor.
En el caso de los murciélagos la situación es mucho más grave. El presidente de la Asociación Española para la Conservación y el Estudio de los Murciélagos (SECEMU), Juan Tomás Alcalde, resaltó en 2021 en una entrevista concedida a la agencia Efe que cada año mueren en España entre 100.000 y 200.000 murciélagos por las aspas de los aerogeneradores de los parques eólicos. Esta situación está provocando una dramática disminución de las poblaciones de estos mamíferos voladores.
Ecologistas y científicos lleven años estudiando posibles soluciones. Entre ellas destacan la integración de señales visuales pasivas que aumenten la visibilidad de los parques eólicos para las aves y las permitan tomar a tiempo acciones evasivas que reduzcan las colisiones. Y una de las que ha demostrado más efectividad es pintar de color negro una de las palas de los aerogeneradores.
Entre las medidas que se han propuesto para reducir el impacto de los parques eólicos en la avifauna y los murciélagos figuran el monitoreo sistemático; la videovigilancia, los disuasores ultrasónicos; el uso de nuevas tecnologías, como cámaras de alta definición, drones o sensores térmicos; y el pintado de una de las palas de negro.
Las empresas eólicas, en contra
En 2020, el Norwegian Institute for Nature Research (NINA) publicó un estudio en el cual se analizaba el efecto que podía suponer pintar de un color de contraste una de las palas de los aerogeneradores. Aquel informe concluyó que al pintar de negro una de las palas se consiguió una reducción del 70% en la mortalidad de las aves. No obstante, los autores resaltaban que eran necesarias más investigaciones para confirmar aquellos resultados y comprobar si son extrapolables a otras zonas y a otras especies.
La Asociación Empresarial Eólica (AEE) emitía en 2022 un documento en el que cuestionaba la conveniencia de pintar de negro las palas. Observaba problemas técnicos, legales, medioambientales y comerciales. «El pintado de palas en color negro conlleva diversos efectos desconocidos sobre los aerogeneradores e interfieren con la regulación vigente en materia de servidumbres aeronáuticas», apuntaba.
«Además, los beneficios de estas medidas no están contrastados ni validados científicamente«, señaló el colectivo, que cuestionaba la exigencia de algunas administraciones de pintar en negro dos de cada tres palas como medida compensatoria de los procesos de evaluación de impacto ambiental de nuevos parques eólicos. Pese a ello, algunas empresas eólicas han aplicado esta medida.
Ahora, un equipo de investigadores de Estados Unidos ha estudiado de nuevo las consecuencias de pintar una de las palas de una turbina de negro. En este caso, el estudio ha concluido que el pintado de negro de una de las palas permitió reducir las colisiones de aves en casi el 72%.
«Fue un efecto tremendo, pero se trató de una muestra relativamente pequeña», señala Christian Hagen, de la Universidad Estatal de Oregón y coautor del estudio. «La industria y los científicos de Norteamérica consideraron que antes de que esto se convirtiera en un cambio de política, deberíamos replicar, ampliar el tamaño de la muestra y analizar diferentes especies de aves para asegurarnos de que sea eficaz y de que no haya efectos negativos», añade.
Las rapaces, las más beneficiadas
El estudio incluyó el pintado de negro de 28 palas de turbinas en un parque eólico de Wyoming, en Estados Unidos. La hipótesis de la que partían los investigadores era que las aspas pintadas de negro alterarían la uniformidad visual del espacio aéreo, haciendo que las turbinas fueran más visibles para las aves y permitiendo que adoptaran medidas evasivas. Tenían más dudas de que la medida sea eficaz para los murciélagos, dado que dependen más de as señales auditivas que de las visuales.
«Este estudio es particularmente riguroso y exhaustivo debido a que incorpora la altitud como una tercera dimensión en el análisis, lo que permite captar la dinámica del vuelo vertical que a menudo se pasa por alto en los estudios tradicionales», afirma Natia Javakhishvili, coautora del estudio.
«Este análisis detallado nos ayuda a entender cómo las águilas se desplazan alrededor de las turbinas y otras infraestructuras, como carreteras y líneas eléctricas, lo que, a su vez, nos ayuda a desarrollar mejores estrategias para protegerlas», añade.
Los autores confían en que el resultado final del estudio, aun en marcha, ayude a orientar a las empresas de energía eólica y a las autoridades a reducir las colisiones entre aves y palas de turbinas.
Como en el estudio realizado en Noruega, el pintado de las palas tuvo el mayor efecto en la reducción de las muertes de aves rapaces.
La aplicación de pintura de contraste a las palas del rotor redujo significativamente el riesgo de colisión para una gran variedad de aves. «Sin embargo, pintar las palas del rotor en las turbinas operativas demandó muchos recursos, dado que tuvieron que pintarse mientras ya estaban en el lugar. Pero si se implementa antes de la construcción, este costo se minimizará», recogía el informe elaborado en Noruega.
Los investigadores están realizando estudios similares en España, Suecia y Sudáfrica.
Estudio de referencia: https://tethys.pnnl.gov/sites/default/files/publications/May_EcolEvol_2020.pdf
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