Las autoridades de China intensificaron las operaciones de emergencia tras la rotura de un dique en el lago Dongting, en la provincia central de Hunan, que ha provocado la evacuación de miles de residentes y ha desencadenado una alerta de inundaciones en la región.
El incidente, que se produjo en la tarde local del viernes, ha llevado a la movilización de equipos de rescate, incluyendo bomberos y policía armada, quienes están monitoreando de cerca la situación, informó este sábado la agencia oficial Xinhua. La brecha inicial de unos 10 metros de ancho ha continuado expandiéndose, lo que ha requerido la reubicación de aproximadamente 5.000 habitantes del área afectada.
Según el gobierno de la localidad de Tuanzhou, una gran cantidad de agua del lago se ha filtrado rápidamente por la brecha en la estructura. Chen Wenping, un experto en prevención de inundaciones citado por Xinhua, indicó que «la brecha es difícil de reparar», recomendando la construcción de una segunda barrera a dos kilómetros para contener el agua. Para la operación de rescate, se han enviado barcos transportadores de arena al lugar y camiones para rellenar la brecha.
El Dongting, el segundo lago de agua dulce más grande de China, cubre aproximadamente 50 kilómetros cuadrados. Este sábado el presidente chino, Xi Jinping, pidió esfuerzos para «proteger las vidas y propiedades de las personas» después de la ruptura del dique.
Desde el pasado 16 de junio, Hunan ha sufrido las lluvias más fuertes del año, registrando récords históricos locales en algunas regiones. En las últimas semanas, las fuertes lluvias han causado la evacuación de cientos de miles de personas en provincias como Anhui (este) o Cantón (sureste).
En los últimos veranos, los desastres meteorológicos han provocado estragos en el gigante asiático: los meses estivales de 2023 estuvieron marcados por inundaciones en Pekín que dejaron más de 30 muertos, mientras que, en 2022, diversas olas de calor extremo y sequías azotaron el centro y el este del país. En julio de 2021, precipitaciones de una intensidad inédita en décadas dejaron casi 400 muertos en la provincia central de Henan, que el Ejecutivo chino achacó a una «falta de preparación y de percepción de riesgo» por parte de las autoridades locales.