El Valencia CF perdiendo el tiempo con recursos destinados a perder; el Nou Mestalla en punto muerto de manera indefinida; los políticos aprovechando el caos para cruzar declaraciones y, de paso, hacer campaña… En fin, una tomadura de pelo de la que todos son partícipes pero el en la que el único que sale perdiendo, como siempre o casi siempre, es el valencianismo, que sigue sufriendo a la vista el esqueleto arquitectónico plantado desde hace más de una década en la Avenida de las Cortes Valencianas.