El primer aviso llegó en el congreso del PP europeo en Rumanía a principios del mes de marzo. En aquel cónclave Alberto Núñez Feijóo garantizó el apoyo de su formación a Ursula von der Leyen para que vuelva a ser reelegida como presidenta de la Comisión Europea tras las elecciones del 9 de junio. Pero puso condiciones. La familia conservadora vive tensiones internas por distintos motivos, y en el caso del partido en España, la sintonía de la mandataria alemana con Pedro Sánchez ha sido un problema en los últimos tiempos. Feijóo demostró este martes, en la junta directiva nacional de su partido, que mantendrá ese pulso exigiendo a sus socios comunitarios una implicación total en su ofensiva contra el Gobierno.
En el arranque de este nuevo ciclo electoral -y fijados los objetivos para las vascas y las catalanas, citas en las que el PP aspira a recuperar la hegemonía en la derecha, acabando con Ciudadanos y recuperando el terreno perdido con Vox- envió a los suyos un mensaje muy claro en lo que tiene que ver con la cita europea: todos deben volcarse para ganar “de forma muy clara” porque en Europa se juegan mucho. Casi todo.
Los populares necesitan esa victoria rotunda para cumplir dos objetivos: imponerse en clave nacional una vez más ante el PSOE, y ganar el máximo peso dentro del PP europeo para combatir la ley de amnistía y el resto de grandes decisiones del Ejecutivo de Sánchez sin distorsiones.
Lo dijo en su discurso evitando los matices: “Ganar de forma clara es el mejor mensaje que podemos mandar a toda la Unión. Un mensaje de alerta sobre la situación de nuestro Estado de derecho, un mensaje contra las políticas de mentiras y corruptelas de este Gobierno, y un mensaje de que hay una mayoría que cree en una alternativa de España con una voz fuerte en la UE”.
Justo a continuación, remató: “Ser una de las dos delegaciones más importantes en el PP europeo nos cargará de más fuerza, de argumentos y de poder. La UE no puede quedarse quieta ante un ataque masivo al Estado de derecho en un país miembro. El PP de España no va a permitirlo y si conseguimos un gran resultado en junio estaremos en garantía de hacerlo”.
Distintos dirigentes consultados por este diario creen que Feijóo no quiere rodeos sobre esta cuestión y también reconocen una cierta sorpresa ante la determinación que viene mostrando en las últimas semanas. El PP tiene muy asumido que si realmente no se produce esa victoria contundente y flaquean los apoyos de sus socios europeos, la labor de oposición se puede complicar mucho. Y eso, reconocen en Génova, no se lo pueden permitir tras desplegar una ofensiva absoluta contra la amnistía en las instituciones europeas.
El discurso del PP de la situación que vive España, donde denuncian que no existe la separación de poderes y que el Gobierno está dispuesto a hacer cesiones a sus socios independentistas fuera del marco constitucional -como la propia ley de amnistía-, necesita el respaldo de los socios de su familia política. Feijóo aspira a un crecimiento muy importante (la horquilla va de los 22 a los 25 eurodiputados) y ya dice abiertamente que será la delegación más potente junto a Alemania. En realidad lo que busca es igualar el equilibrio de fuerzas y tener prácticamente el mismo peso para la toma de decisiones en la estrategia común.
Ya en el congreso de Rumanía los populares de España consiguieron meter en agenda algunas banderas importantes relacionadas con el campo y la situación del mundo rural. Para Feijóo era importante que la visión de los países del sur se impusiera. Más allá del programa electoral marco, el PP insiste en contar con un apoyo cada vez más explícito ante lo que está por venir en el panorama nacional.
Antes de las elecciones europeas vendrán las catalanas y el mapa quedará reconfigurado de nuevo. Sobre todo, en lo que tiene que ver con las alianzas de Sánchez. Y en ese periodo el Senado, donde el PP tiene la mayoría absoluta, seguirá la tramitación de la ley de amnistía, que quedará aprobada definitivamente en la segunda quincena de mayo. Ahí arrancará la campaña europea. Y en Génova reconocen que no pueden asumir “dudas” o “titubeos” de dirigentes europeos que frustren la contundencia de su oposición.
La relación entre el PP y el Gobierno se ha recrudecido todavía más tras el estallido de la trama de Koldo y todas sus derivadas, ya estampadas en las comisiones parlamentarias de las Cortes Generales donde es previsible que siga el enfrentamiento.