El Real Zaragoza perdió este domingo en una abarrotada Romareda (0-1)
ante un RCD Espanyol que fue superior (o al menos más práctico y efectivo) en una primera parte muy floja por parte aragonesa. En la segunda mitad cambió totalmente el escenario, puesto que los locales mejoraron ostensiblemente y se lanzaron abiertamente a por el empate desde el principio hasta el final. Lo merecieron, pero no lo consiguieron.

El choque presentaba el aliciente del estreno en el banquillo de los técnicos de ambos equipos, pues Víctor Fernández regresaba al Zaragoza en la que es su cuarta etapa en la entidad blanquilla y Manolo González relevaba a Ramis en el Espanyol. El encuentro, además, se jugó en un ambiente repleto de significados para los de casa, con un lleno prácticamente total en las gradas, por un lado, para recibir a Víctor Fernández, cuyo primer partido en La Romareda al frente de los blanquillos se disputó hace 33 años, otro 17 de marzo, en 1991.

Además, se homenajeaba a los campeones de la Copa del Rey de 2004, que vencieron al Real Madrid en aquel famoso ‘galacticazo’ de Montjuic, hace ahora exactamente veinte años. Con todo ello, los de casa buscaban por encima de todo romper la mala dinámica de las últimas cinco jornadas, con cuatro derrotas y un empate, y frenar su sangría en la clasificación.

De esta forma, con más de 2.000 aficionados «pericos» en la grada, que también contribuyeron al «no hay billetes», sólo la ausencia de alguno de los 28.882 abonados zaragocistas impidió que el lleno fuera absoluto (33.600) y la cifra que se hizo oficial rozó este domingo los treinta mil, exactamente 29.468 espectadores. En cualquier caso, la mejor entrada en liga de los últimos casi seis años, desde el playoff con el Numancia, en junio de 2018. Fuera de liga, también se llenó en estos últimos años el estadio zaragocista con la visita del Real Madrid en Copa en enero del 2000 y con la presencia de la Selección Española en septiembre de 2022.

Así, con el ambiente cargado de urgencias, emoción y aroma a clásico de Primera, comenzaba un encuentro en el que Víctor Fernández apostó, como se esperaba, por la defensa de cuatro, renunciando a la línea de cinco, habitual en la etapa del anterior entrenador, Julio Velázquez. Enfrente, Manolo González dibujó un 4-4-2 y echó a rodar el balón en La Romareda con un once local que incluyó como principales novedades al central Mouriño en la posición de lateral derecho y la titularidad de Bakis como única referencia en punta, escoltado por Mollejo y Valera en los costados, con Mesa de enganche.

El Espanyol pronto se adueñó del partido, mostrando mucha más solidez y peligro que los zaragocistas, tanto que en el minuto 7 Puado ponía el 0-1 en el marcador al rematar un buen centro de Brian Oliván desde la banda izquierda.