Es una fiesta tradicional, pero también da pie a que aparezcan algunas innovaciones con el paso de los años. Varios ayuntamientos, entre los que se encuentra Telde y Mogán, han incorporado a sus cabalgatas de Reyes como novedad el haber acotado alguno de los tramos de las pasacalles para que no haya ruido, en una muestra de sensibilidad con las personas con necesidades especiales y sensibles a la música alta y el bullicio, como también es para los perros y otros animales que sufren en estas celebraciones con los voladores, los sonidos musicales y el griterío callejero, que predomina estos días.
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Melchor, Gaspar y Baltasar llegaron ayer a los pueblos grancanarios. Y, a pesar de los tramos sin ruidos, esta celebración es jolgorio sobre todo, desde Mogán hasta Agaete, pasando por la Cumbre. Los gritos de los niños que llaman a los visitantes de Oriente para entregarles sus cartas, para hacerse un selfie (una práctica que ha llegado en los tiempos modernos y a los que se han adaptado los tres representantes reales) o para recibir simplemente un gesto cariñoso de alguien tan especial en estas horas.
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En los pasacalles reales se prodigan también personajes de la fantasía Disney, que acompañan a los pajes reales en un ambiente festivo y de muchos nervios, para que los más pequeños disfruten en su plenitud.
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Y las caras visibles de estos pasacalles de cada 5 de enero, los Reyes Magos, que llegaron a los pueblos en todo tipo de medios de transporte. En el caso de Tejeda, llamó la atención que iban subidos a un coche muy clásico de impoluto blanco. El Rolls Royce descapotable permitió a los tres visitantes recorrer las calles del pueblo junto a otros vehículos históricos.
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En localidades como Moya y Firgas intentan mantener las tradiciones en su esencia, lo que permite seguir siendo un lugar de referencia para los niños grancanarios. Y para ello, el tridente de la magia navideña se subió a lomos de camellos. No faltaron tampoco los descapotables de todo tipo de marcas de automóviles y las carrozas diseñadas para la ocasión.
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Los niños se sumaron en miles a los numerosos actos celebrados en todos los rincones de la isla. Pero los pajes reales también abrieron como es tradición su hueco en la agenda para darse un salto hasta los centros de día y residencias de jubilados, como en el caso de Ingenio. Como también para sentarse en sillones reales para que los niños pudieran entregarles en mano sus cartas con los sueños.
Antes, los alcaldes de todos los municipios grancanario habían desempolvado de sus estanterías las llaves mágicas, siempre de unas dimensiones siderales que distan mucho de poder guardarse en los bolsillos, con las que los emisarios de Oriente han podido durante esta pasada madrugada meterlas en el ojo de las cerraduras de las puertas de todas las casas para abrirlas y poder depositar los regalos en los lugares tradicionales, como suelen ser los árboles navideños y el salón principal, para que ninguna persona se quede con la magua de haberse quedado sin nada. Especialmente, los más niños, que conservan intacta la inocencia de este día tan especial.
