Entre los propósitos “estrella” del canciller de Alemania, Olaf Scholz, al abrir la presente legislatura, en 2021, estaba el apoyo a la construcción de hasta 400.000 nuevas viviendas anuales -de las cuales, 100.000 serían vivienda social- para frenar el alza de precios del sector, tanto de compra como en alquiler. Es decir, ofrecer viviendas “pagables”, en respuesta a lo que desde hace tiempo es la primera gran preocupación del ciudadano de a pie en Alemania, su escasez.
De ese ambicioso plan no quedan más que los reproches procedentes del sector de la construcción sobre el tripartito entre socialdemócratas, verdes y liberales, al que se achaca falta de ambición para la movilización de los recursos necesarios para lograr esos objetivos. O el descontento ciudadano, en forma de caída en picado de la popularidad de los tres partidos gubernamentales implicados, mientras sube la intención de voto de la oposición conservadora y la ultraderecha. Las críticas más furibundas se han dirigido a la ministra de la Construcción, la socialdemócrata Klara Geywitz.
La guerra de Ucrania y la crisis energética que ésta precipitó acapararon las prioridades del ejecutivo y el gasto en Defensa; las hipotecas se han encarecido en medio de la subida gradual de los tipos de interés por el Banco Central Europeo (BCE). ”Una medida correcta frente a la inflación, pero que afectó los planes de financiación del ciudadano”, admitió el canciller. La realidad actual es el parón en el sector de la construcción hasta su práctico estancamiento. La respuesta de su gobierno es un ambicioso plan por un monto de hasta 18.000 millones de euros, al que el Ejecutivo federal espera sumen sus esfuerzos los poderes regionales -los Länder– y los municipales hasta alcanzar los 45.000 millones. “Necesitamos un gran pacto nacional de la vivienda”, aseveró Scholz, al inicio de la llamada “cumble de la vivienda”, con asistencia de una treintena de organizaciones del sector.
El plan del Gobierno
El plan de la coalición contempla un total de 14 puntos, que van del impulso a las inversiones, a la reconversión de oficinas actualmente vacías en viviendas -hasta 235.000 unidades, según cálculos de Geywitz- o las ayudas a la familia, en forma de créditos a bajo interés por hasta 30.000 euros. “Con nuestro programa van a ser muchas las familias que puedan acceder a una vivienda propia, de nueva construcción o no. A medio plazo ello abaratará también los alquileres”, sostuvo la ministra Geywitz. El punto más destacado, sin embargo, afecta a los planes de los Verdes, determinados al abrir la legislatura a implantar los preceptos de la eficiencia energética en la construcción de nueva vivienda en tiempos de emergencia climática.
Por lo pronto, la medida más palpable en los 14 puntos afecta a este propósito. El tripartito renuncia a endurecer para 2025 los estándares de eficiencia energética para las viviendas de nueva construcción, la llamada EH40, incluida en el pacto de coalición suscrito entre los tres partidos. Se contemplaba que las casas de nueva construcción debían estar concebidas para gastar un 40% de la energía primaria que actualmente precisa una vivienda estandar. Ello implicaba dotarlas de modernos sistemas de aislamiento térmico, lo que implicaba costes adicionales o hasta disuasorios para ciudadanos de ingresos medios.
“Vistos los estandares actuales ya mejorados y las normativas a escala europea, no tiene sentido tratar de aplicar de prisa y corriendo esta regulación”, afirmó el titular de Economía y Protección del Clima, el verde Robert Habeck, con rango de vicecanciller en la coalición alemana. No es la primera renuncia del ministro ecologista a uno de sus grandes iniciativas en materia climática. Unos meses atrás tuvo que recortar ambiciones en otro de sus proyectos de ley –la sustitución progresiva de las calderas de gas por sus equivalentes de renovables-. Su empeño en esa dirección le costó a su partido una fulminante caída en los sondeos, además de la amenaza de bloqueo parlamentario por parte del tercer socio del gobierno, el Partido Liberal (FDP).