“Hola, guapa. Estoy buscando una chica sincera a la que ayudar financieramente con 5.000$ a la semana. ¿Te interesa?”, pregunta Robert desde su perfil de Instagram a casi cualquier mujer que encuentre en esta red social. Pocas le responden, conscientes de que las estafas por medio de Internet en son algo habitual. Sin embargo, algunas, guiadas por la necesidad, deciden probar a responder y ver qué pasa.
Con mensajes que habrá mandado ya mil veces y que solo copia y pega, el supuesto Robert informa a la interesada de que “no busca sexting ni fotos íntimas, solo alguien que le preste atención y dé consejos”. En ese momento, el hombre comienza a dar datos de su vida: nació en Ohio (Estados Unidos), pero ahora vive en Alemania haciendo negocios y “solo necesita a alguien que rece por él”.
Una vez que consigue entablar conversación con la chica, le da su usuario de Telegram para poder seguir charlando: “No me gustan las redes sociales”, asegura. Es así como la conversación pasa a otra plataforma donde no tiene la amenaza de que le cierren su perfil por recibir denuncias de los usuarios.
Telegram
La conversación empieza a versar sobre la lealtad y la importancia de la comunicación. Las primeras preguntas no son más que curiosidades y poco íntimas: cuál es tu comida favorita, las actividades que te gustan para llenar tu tiempo libre y qué estás haciendo en ese momento. A partir de ahí, empiezan a interesarle datos más profundos como la religión, en busca de conseguir un punto en común entre su víctima y él: “Mi madre me bautizó en una iglesia católica. Ella era una buena cristiana y mi padre creía mucho en Dios. He estado buscando cuál es la verdad que esconden la Tierra y el Cielo, así que he estudiado las religiones muy profundamente”.
Sin embargo, no solo le interesa conocer la espiritualidad de su nueva amiga, sino que también le gusta conocer datos más terrenales: dónde vives, si compartes piso y, por supuesto, qué coche tienes. Una vez le cuentas todas esas cosas creyendo que no tienen ninguna importancia cuando él está en Alemania, decide mandar una larga lista de normas a seguir entre las que se encuentran no hablar de él a nadie, no discutirle nada y pedirle todo lo que necesites sin vergüenza alguna. En principio, podría parecer un buen trato a cambio de esos 5.000$, pero, ¿por qué iba un empresario a querer dar dinero a desconocidas a cambio de atención?
Triste historia
No hay nada que una más a la gente que la tragedia, y la vida de Robert ha sido sobre todo dramática: “Perdí a mi mujer embarazada hace 15 años en un accidente de avión. Me duele mucho hablar del tema, pero quiero compartir mi pasado contigo. Es por eso que decidí empezar a darle dinero a jóvenes para darles una segunda oportunidad, es como hacer caridad”.
Una vez ha conseguido dar pena y calar en la persona que lo está atendiendo, empieza la estafa. Pide el Paypal de la mujer para así empezar a darle “dinero de forma semanal a cambio de su atención”. A pesar de que Paypal es considerado como una forma de pago segura, este hombre tiene sus trucos.
“Dame tu dirección de Paypal y te mandaré el dinero, me gusta dar algo el primer día en el que hablo con alguien”, asegura. Una vez la tiene, pide que mantengas la calma y estés conectada por si acaso necesita tu ayuda a la hora de mandar ese dinero. Mientras intenta mandarte la cantidad de 5.000$, se presenta un problema: “Tu perfil de Paypal no está verificado, necesito que pagues 55€ para poder mandarte tu regalo”. Esa cantidad de dinero no es nada a comparación de lo que él quiere mandarte, pero en cuanto envíes esos 55 euros, Robert desaparecerá con todo.
¿Quién es Robert?
Ese perfil con no más de 200 seguidores y algunas fotos de la misma persona tiene que pertenecerle a alguien, pero ¿a quién? A pesar de que Robert aseguraba que estaba viviendo en Alemania, no tuvo en cuenta una cosa: su IP revela que no está en este país, sino que realmente se encuentra en Estados Unidos, muy cerca de Bellevue, una ciudad de Washington. ¿Por qué mentir en su localización? Para generar confianza haciendo creer a la víctima que, de alguna forma, no está tan lejos de ella y que tienen cosas en común como, por ejemplo, la franja horaria.
La siguiente pregunta es: ¿A quién pertenecen esas fotos que aparecen en su perfil? Depende del estafador con el que nos encontremos, pero Robert es un caso muy concreto. Robert ha usado la imagen de un fotógrafo de Chicago (Estados Unidos) especializado en drones, vídeos y exposiciones interactivas. Una persona que, tal vez, no sea consciente de que su cara está siendo usada en 75 perfiles de distintas redes sociales con el único objetivo de estafar a gente que está viviendo una situación económica vulnerable.
¿Qué hacer?
Los datos personales son más importantes de lo que creemos y difundirlos puede ser peligroso. Este tipo de estafas no siempre van a por dinero, sino que tratan de conseguir datos de la víctima para venderlos o para acceder a sus cuentas bancarias. Hay que tener en cuenta que el robo de información o datos para difundirlos es un delito lo haga una empresa o una persona ya que la víctima está amparada por la Ley Orgánica 7/2021, de 26 de mayo, de protección de datos personales.
Según señalan desde el Grupo de Delitos Telemáticos (GDT) de la Guardia Civil, es necesario “denunciar los hechos para que sean investigados. No todos llegan a ser esclarecidos, pero su conocimiento ayuda a disminuir la cifra negra de delitos ocultos y a dimensionar adecuadamente el problema de la delincuencia informática”.
Sin embargo, aunque el robo de datos es muy común, en el caso de Robert estamos ante una persona que está principalmente interesada en el dinero.