El ayuno intermitente emerge como una destacada tendencia dietética, ocupando el centro de atención tras el breve éxito de regímenes como la dieta paleo, cetogénica o baja en carbohidratos. Este método ha llegado para quedarse, respaldado por evidencia creciente sobre su impacto en la salud.
A pesar de su popularidad, es crucial reconocer que el ayuno no es una solución universal ni una dieta milagro. Sin embargo, puede ser una estrategia efectiva para perder peso, ofreciendo una alternativa más simple para reducir calorías que las dietas tradicionales.
Beneficios para la longevidad
El ayuno intermitente no solo favorece la pérdida de peso, sino que también activa mecanismos asociados con un envejecimiento saludable. Estos mecanismos, similares a los de la restricción calórica, pueden prolongar la vida en modelos animales y potencialmente ofrecer beneficios en la prevención de enfermedades neurodegenerativas y diabetes.
Un estudio publicado en el prestigioso New England Journal of Medicine revisa los efectos del ayuno intermitente en la salud, destacando su potencial en la reducción de la senescencia celular, un proceso vinculado al envejecimiento.
Crononutrición: importancia del momento de las comidas
La crononutrición, que analiza el impacto del horario de las comidas en la salud, revela que el momento de ingerir alimentos es crucial para sincronizar nuestro reloj biológico y mejorar nuestro metabolismo.
Investigadores franceses han examinado datos de más de 103.000 voluntarios, asociando la hora del desayuno y la cena con el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Descubrieron que retrasar el desayuno aumenta el riesgo de estas enfermedades en un 6% por cada hora adicional, mientras que cenar después de las 21.00 horas se relaciona con un 28% más de riesgo de ictus.
Aunque este estudio es observacional, se suma a la evidencia que sugiere que una ingesta temprana de alimentos beneficia el metabolismo. La sensibilidad a la insulina y la capacidad para manejar la glucosa son mayores por la mañana, disminuyendo a lo largo del día.
El ayuno intermitente provocaría cambios en el cerebro humano y en su relación con el intestino y el microbioma. / Crédito: Gerd Altmann en Pixabay.
Horarios regulares y desayuno adecuado
Desayunar a la hora correcta sincroniza nuestro reloj interno, preparándonos para la actividad diurna al regular los niveles de melatonina y cortisol. Se recomienda esperar unos 45 minutos después de despertar antes de desayunar para permitir este cambio hormonal.
Adoptar horarios regulares para las comidas y evitar cenar tarde puede mejorar significativamente la salud. Con la combinación de un horario adecuado para las comidas y el ayuno intermitente, podemos vivir en armonía con nuestro organismo y mejorar nuestra calidad de vida.