SENTENCIA FISCAL GENERAL DEL ESTADO

El presidente de la sala de lo penal del Supremo mostraba un humor excelente, al bromear en público con su condena al fiscal general del Estado todavía no divulgada. Fue acompañado en el jolgorio por los abogados que llevan a cabo la acusación, y la jarana se extiende a una sentencia plagada de chascarrillos de sabiduría popular. El tono verbenero aspira a endulzar los términos grandilocuentes que prodigan los cinco a dos para exorcizar al Gran Satán, el desvalido Álvaro García Ortiz.

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