El público del Abierto de Tenis de Estados Unidos no era fan de Donald Trump cuando era solo un magnate inmobiliario y estrella de la televisión realidad. Ahora que el neoyorquino está, por segunda vez, en la presidencia del país ese público tampoco siente amor por él. Eso ha quedado de manifiesto este domingo en el estadio Arthur Ashe, donde el republicano ha acudido a ver la final entre Carlos Alcaraz y Jannik Sinner.
Pese a los esfuerzos de la organización del torneo por evitar los abucheos al mandatario, proyectando en las pantallas gigantes su imagen conforme en la ceremonia previa al partido una militar de la banda de West Point interpretaba el himno nacional, ese rechazo sonoro ha sido notable cuando Trump ha aparecido en esas pantallas a las 14.32 horas.
Lo ha podido comprobar en directo desde la pista EL PERIÓDICO. Ya una hora antes Trump ha recibido una ligera pitada nada más aparecer en el palco, cuando el estadio, con capacidad para casi 24.000 personas, todavía no estaba lleno ni en una cuarta parte.
Pero ha sido durante la interpretación del himno de la sargento mayor Carla Loy, y solo cuando el plano de Trump se ha proyectado, cuando se ha oído la bronca, más intensa si cabe que cuando vino la última vez anterior, en 2015, cuando era solo candidato.
El resto del himno ha sido tratado con respeto y, una vez concluido, se ha escuchado una ovación.
Era algo que claramente anticipaba la Asociación de Tenis de EEUU (USTA por sus silgas en inglés), que no sin polémica envió la víspera un correo a las televisiones con derechos de retransmisión con un mensaje de censura: instaba a no emitir ninguna “protesta o alteración en respuesta a la asistencia del presidente”.
Retrasos
Trump no ha asistido a esta final invitado por el torneo, sino por Rolex, que es uno de los patrocinadores del Abierto y de los dos finalistas. Y el mandatario se sentaba en un palco de la empresa suiza.
Su asistencia, que Alcaraz había celebrado previamente como “un privilegio” y como algo “bueno para el deporte y para el torneo”, tenía un componente logístico de pesadilla. Las medidas de seguridad se han extremado y se ha reforzado los controles de acceso al Centro Nacional de Tenis Billie Jean King, lo que ha provocado largas colas y retrasos en los accesos.
De hecho, el inicio del partido (y de la ceremonia previa) se ha pospuesto media hora sobre el horario previsto.
Suscríbete para seguir leyendo