El curso 2025-26 empezará con novedades en los colegios de Madrid y de Cataluña en cuanto a uso de la tecnología se refiere. En Cataluña, el Departament d’Educació ha ampliado la prohibición del móvil a la ESO, retirará tablets y pizarras digitales en educación infantil y retrasará un curso, de 5º a 6º de primaria, la entrega al alumnado del primer ordenador. En la Comunidad de Madrid, han dado un paso más allá y han puesto la mirada en el uso de los ordenadores en las aulas. Los alumnos ya no podrán trabajar de forma individual con ordenadores y sus profesores tampoco podrán encargarles deberes u otras tareas académicas que requieran el uso de los portátiles fuera del horario escolar. Sí se permitirá el uso compartido entre dos o más alumnos, siempre con finalidad pedagógica, bajo la supervisión de los docentes y limitado a entre una y dos horas a la semana en función de las distintas edades y etapas.
Y es que para muchas familias, ganada la batalla para prohibir el móvil en los colegios, el próximo reto es revisar el uso de los ordenadores en primaria (en Cataluña la conselleria los entregaba hasta ahora en 5º de primaria) y en la ESO. De hecho, la plataforma de familias antimóviles Aixeca el Cap considera que la desescalada digital de Educació «se ha quedado corta». Lisett Vall, portavoz del colectivo, defendía hace unos días que se debería haber retrasado la entrega de los portátiles hasta la etapa de la ESO. Estas familias defienden que los ordenadores se queden siempre en el aula y que los alumnos no puedan llevárselos a casa.
El uso de ordenadores en las aulas, con un dispositivo por alumno, es la fórmula más extendida en Cataluña y de la que ahora se aleja Madrid. Pero en Cataluña hay algunos centros que han optado por una severa restricción del uso de portátiles en primaria por supuesto, y en la ESO. Es el caso, por ejemplo, de Aula Escola Europea, un centro privado de Barcelona. En esta escuela, bajo el argumento biológico de que, madurativamente, hasta los 16 años las personas tienen una menor capacidad de inhibir impulsos y de planificar, el uso de ordenadores propios por parte de los alumnos no está permitido hasta bachillerato. No es una decisión reciente, sino tomada hace años.
En Aula Escola Europea el uso de ordenadores propios por parte de los alumnos no está permitido hasta bachillerato
«El problema no es tanto por la pantalla ni el ordenador en sí, sino por el uso individual e ilimitado del dispositivo, que creemos que va en contra del propósito educativo en esos momentos del desarrollo», explica a EL PERIÓDICO Laia Pemán, directora de esta escuela que ofrece desde educación infantil hasta bachillerato. En su momento, el centro decidíó no incorporar estos dispositivos porque «cuando el ordenador entraba en el aula, se lo comía todo» e interfería con otro tipo de habilidades que los alumnos debían desarrollar y que iban desde mantener la atención a lo que estaba sucediendo en clase, a tener una actitud activa o tomar apuntes. Nada de eso era posible si el ordenador estaba abierto, describe Pemán. «Le vemos sentido al papel y a la pizarra de tiza, porque vemos un valor en el espacio físico, en poder distribuir las cosas, en pensar cómo lo hacemos, en que la pizarra no sea infinita y en que los alumnos tengan que tomar apuntes».
«El problema no es tanto el ordenador en sí, sino su uso individual e ilimitado, que creemos que va en contra del propósito educativo en esos momentos del desarrollo»
También aprecian un impacto positivo en el comportamiento: «Tenemos poca incidencia en asuntos de convivencia. Lo que comentan docentes de otros centros en los que los alumnos tienen un ordenador abierto sobre el pupitre es que se deteriora muchísimo la convivencia, no se puede dar clase, hay faltas de respeto constantes y hay un desinterés».
En la práctica, ¿qué supone esta filosofía en el aula? Los alumnos de Aula no tienen ordenador personal que vaya del colegio a casa y viceversa. En cada aula hay un ordenador de sobremesa que puede utilizar el profesor para proyectar lo que necesita o los mismos alumnos para cuando hacen presentaciones orales. La directora destaca que sí que hay tecnología en el aula, pero es una herramienta para usar cuando es necesario.
«Son las propias familias quienes piden ir retirando dispositivos de este tipo»
Subraya que no permitir el uso personal de ordenadores no implica que el centro dé la espalda a la tecnología. «En la escuela a los 4 años empiezan a trabajar el pensamiento computacional, aprenden a programar y hacen robótica. Hasta 3º de primaria no se sientan a programar con ordenadores porque hay muchas maneras de aprender con el papel», expone. Y reitera que el tema no es el ordenador en sí, sino el uso que se le da, cuándo y de qué manera se introduce y con qué propósito; eso es lo importante.
Otra escuela catalana que funciona en la misma línea es la Escuela Pia de Caldes de Montbui. Aquí, según explica a este diario Lorena Jiménez, directora pedagógica de ESO y Bachillerato, el alumnado dispone de ordenador pero solo lo puede sacar si el profesor lo pide. «Pensamos que todo lo que se puede hacer en papel, hay que hacerlo en papel, pero no damos la espalda a las posibilidades que las herramientas digitales nos ofrecen para hacernos más competentes, pero nunca para sustituir el desarrollo del alumnado».
«Pensamos que todo lo que se puede hacer en papel, hay que hacerlo en papel»
En esta centro concertado, el uso de los portátiles se limita a dos objetivos: «En primer lugar, trabajar la competencia digital como nos marca el currículum y, por ejemplo, cuando trabajamos las escalas y las unidades espaciales, los empleamos para utilizar Google Maps, o también recurrimos a programas de edición para hacer presentaciones o vídeos. Y en segundo lugar, los usamos para hacer simulaciones científicas en Física y Química y en las materias de Programación y Robótica«.
«A veces se ha planteado este debate más desde la prohibición o la moralidad, pero al final los niños van a la escuela porque todavía no queremos que vivan el mundo laboral adulto, porque creemos que tienen que aprender cosas, ese es el sentido de la escuela. Entonces es más un ‘todavía no’ o ‘no de esta forma’, porque educar es secuenciar a lo que expones a los niños«, argumenta Pemán. Y las familias están de acuerdo: «Son las propias familias quienes piden ir retirando dispositivos», remacha.
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