Interior constata que el discurso antiinmigración no cala en Canarias

El fenómeno de la inmigración irregular en pateras y cayucos, esas miles de personas, centenares de niños entre ellas, que se juegan la vida en la mortífera ruta atlántica, ha tenido en los últimos años una sobreexposición pública alimentada por la pobre respuesta del Estado y de las restantes comunidades autónomas al drama, en ocasiones tragedia, que las Islas sufren en solitario -ni uno solo de los niños llegados sin respaldo de un familiar adulto al Archipiélago ha sido reubicado en otros puntos del país-. Una sobreexposición salpicada de los discursos antiinmigración -en el mejor de los casos- o directamente xenófobos y racistas -en el peor- de una ultraderecha emergente. Sin embargo, esto no se ha traducido en un incremento de los delitos que tienen su raíz en el racismo o la xenofobia.

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