La segunda sesión del juicio al acusado de asesinar a un vecino en un bar del barrio del Santuario, en Córdoba, ha finalizado este martes con la toma de la palabra por parte del procesado, quien ha pedido «perdón por lo sucedido», recordando que la víctima «era amigo mío». «Es horrible, asumo mi total responsabilidad. Pido disculpas, sobre todo, a la familia. Pondré de mi parte para que nunca más vuelva a pasar», ha afirmado.
Al finalizar la jornada, el fiscal ha anunciado el acuerdo adoptado por esta acusación pública, la acusación particular (ejercida por la familia del fallecido) y la defensa del encartado respecto a su responsabilidad penal, calificando los hechos como un asesinato con alevosía, con la eximente completa de trastorno mental.
Esta conformidad ha propiciado la disolución del tribunal del jurado. Así, las partes han coincidido en proponer el internamiento del acusado durante un máximo de 12 años en un centro psiquiátrico penitenciario, y libertad vigilada durante seis años. El tiempo de internamiento puede modificarse en función de la evolución de su estado.
En esta línea, un testimonio clave de la segunda sesión del juicio ha sido el ofrecido por el médico forense que elaboró, junto a un psiquiatra, el informe sobre la imputabilidad del encartado en el momento de los hechos. Este experto ha detallado que sufre un trastorno de ideas delirantes, que estuvo asociado con un trastorno por consumo de cannabis y cocaína, fundamentalmente. Su delirio es de tipo persecutorio.
«Es un acto totalmente psicótico»
Este profesional ha precisado que la patología «se caracteriza por la existencia de una idea delirante mantenida, una idea errónea, patológica, pero irreductible. No hay forma de sacarlo de ese error. Como consecuencia, la persona no tiene un juicio de la realidad adecuado».
«Actúan como un mecanismo de defensa ante esa persecución que sufren. Ellos lo vivencian como si fuese una realidad y es totalmente imposible convencerles de lo contrario. Tienen cierta respuesta al tratamiento, no del todo. Hay que mantener una adherencia adecuada», ha subrayado.
A preguntas de las partes, este médico forense ha indicado que, «posiblemente, el contacto visual» con el perjudicado fue el desencadenante de la agresión. En este sentido, ha destacado que los expertos visionaron las imágenes grabadas por la cámara del bar y «es un acto totalmente psicótico». «En los momentos previos a la comisión del hecho delictivo había dejado de tomar el tratamiento, la idea estaba más exacerbada, y el consumo de cocaína hace que sea un acto impulsivo, muy poco premeditado», ha indicado.
En su opinión, el acusado «tenía anulado el conocimiento». Este médico ha admitido que «el trastorno de idea delirante es la patología que más miedo me da», detallando que el enfermo «hace una vida totalmente normal en cualquier tema que no tenga que ver con su delirio, pasa desapercibido incluso para un profesional». Como conclusión, ha asegurado que el acusado, en el momento de los hechos, tiene «totalmente anulada la imputabilidad».
