Una buena noticia es que «La familia de la tele» no interese lo suficiente a los telespectadores y que los datos de su audiencia naufraguen, como parece ser está sucediendo. Una mala noticia, en cambio, es que la televisión pública se haya interesado por todo aquello que supone el universo «Sálvame», abanderado de un modelo de telebasura en este país. Otra modalidad, más peligrosa incluso, se les escapa a los que estos días ponen el grito en el cielo para denunciar la presencia en la pequeña pantalla de estos reyezuelos indiscretos del chisme y la tontería maledicente que se llaman a sí mismos Familia. Caso del Consejo de Informativos de la propia TVE cuando anima a la empresa pública a tomar medidas contra los nuevos alienígenas, a quienes acusa de dañar el prestigio y la credibilidad televisiva.
El prestigio puede que sí, en cuanto a la credibilidad está dañada de antemano por el sectarismo del resto de los programas matutinos considerados serios, neutrales y pulcros, incluidos los telediarios. Todo lo contrario de lo que en realidad son al conducirse como meros propagandistas del Gobierno y se dedican a repetir como loritos los mensajes de los ministros sin importar los hechos más allá de la primera interpretación sectaria que Moncloa hace de ellos. O cuando por todos los medios intentan buscar una conjura en cada escándalo o revelación como estos días con los wasaps entre Pedro Sánchez y José Luis Ábalos. Esta es otra forma de telebasura, que también debería preocupar a quienes inquieta la invasión extraterrestre por parte del planeta Sálvame. Pero que no obsesiona porque forma parte de un plan calculado aparentemente periodístico y supuestamente riguroso.Ya, ya.
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