Uras se ha presentado en el despacho de su padre sin dudarlo. No ha ido a felicitarle, sino a decirle lo que piensa: «Enhorabuena, has conseguido perder a tu hijo».
Frente a un Timur desconcertado, Uras le ha recordado que ya le advirtió: si volvía a hacer daño a su madre, lo tendría en su contra. Y no perdona que no lo tomara en serio.
El cirujano ha intentado justificarse. Ha asegurado que fue Umay quien quiso irse con él y que solo ha seguido el camino legal. Pero Uras no ha cedido. «Lo haces a propósito», le ha reprochado.
Luego, le ha dejado claro que, a partir de ahora, solo trabajarán juntos en el hospital. Fuera de allí, Timur ya no existe para él. No quiere verlo en su boda, ni en el nacimiento de sus hijos.
Timur, muy enfadado, ha intentado imponerse. Ha advertido a Uras de que está diciendo cosas de las que no podrá retractarse. Con el corazón roto, Uras ha dado la espalda a su padre y ha salido del despacho, dejando claro que esta vez no hay marcha atrás.
