A mediados de 2022, Carlos del Amor (Murcia, 1974) recibió un correo electrónico de un historiador del arte que hablaba en nombre de Prosper, un coleccionista aficionado que aseguraba tener en su poder un Velázquez inédito. Afirmaba también que el retrato era de Juana Pacheco, esposa del pintor, y aportaba algunas pruebas para validar su afirmación. Tras varias conversaciones con el historiador y el dueño de la obra, esa mujer desconocida empezó a convertirse en una obsesión para el periodista murciano.
Comenzó a investigar y pronto se dio cuenta de que ahí podía haber una nueva novela. Esbozó una crónica periodística y se percató de que con ella podía involucrar al lector en una búsqueda casi policíaca. «Claro, lo que quiero es que se sientan también detectives y vayan investigando conmigo todo eso mundo de las autorías y las subastas», explica el conocido periodista de TVE, que ayer presentó Una dama desconocida (Espasa) en el Ámbito Cultural de El Corte Ingés de Independencia.
Así, la novela conduce al lector por grandes museos, archivos polvorientos, talleres de restauración y glamurosas subastas en un camino lleno de pistas falsas y pruebas demasiado frágiles. De hecho, el propio autor reconoce en el libro que desde el principio era consciente del viaje al fracaso que suponía emprender esta aventura. «Sabía que intentar demostrar que era un Velázquez era casi imposible. Conseguir que alguien ponga un sello es un proceso de años y hay muchos intereses, egos y luchas de por medio», reconoce Del Amor.
Una dama desconocida explora los límites del género de la novela mezclando la ficción histórica, la crónica personal y el ensayo artístico en un libro en el que el autor se convierte en un personaje más. «Creo que sobre todo es una novela de detectives, de un tipo buscando respuestas. Lo que ocurre que en lugar de un asesino hay un pintor y en lugar de una víctima hay un cuadro; y el género novelesco me permitía llegar donde la realidad no podía», comenta Del Amor.
De esta forma, ficción y realidad se dan la mano en una novela que también se adentra en la vida del propio Velázquez, cuya biografía personal está llena de lagunas históricas: «Como se sabe muy poco de su vida fuera de su profesión he tenido que ir rellenando esos puntos suspensivos con la imaginación, aunque también hay mucha verdad en este libro; basada en hecho reales sería un buen subtítulo para esta novela».
El periodista también aprovecha Una dama desconocida para reflexionar sobre el mundo del arte y «sus entresijos». Así, el asunto de la autoría, de quién decide el valor de un artista, sobrevuela toda la novela. «La autoría sigue siendo muy importante porque es capaz de cambiar la mirada del espectador, una mirada que está contaminada por todo el marketing que el arte tiene detrás, que es muchísimo. Me interesaba hablar de todo eso porque condiciona hasta nuestros gustos y demuestra que el mundo del arte también es injusto y puede hacer que un gran artista nunca salga a la luz por no tener una firma detrás, como les ocurrió a muchas mujeres en el pasado», explica el escritor.
En torno al mundo de los cuadros
Una dama desconocida es su sexto libro y la tercera novela consecutiva en torno al mundo del arte tras Emocionarte (2020) y Retratarte (2022). De hecho, el dueño de ese supuesto Velázquez le contactó tras leer ambos libros y con el claro propósito de que Del Amor diera a conocer su dama misteriosa a través de otra novela: «Prosper fue muy honesto conmigo, pero yo luego empecé a averiguar otras cosas. Bebí de otras fuentes y supe que Prosper había tenido sus duelos personales con los grandes del arte, que en muchos casos le ven como un tipo de una casta inferior».
Como ha hecho en todos sus libros, el periodista también ha decidido escribir en esta ocasión de lo que más conoce. «Mi profesión me ha permitido acceder a gente y lugares muy interesantes. La cultura es mi vida y el arte es uno de esos lugares en los que uno puede ser feliz; es un lenguaje universal que a veces no entendemos pero que siempre nos despierta algún tipo de sentimiento. La cultura se convierte muchas veces en uno de los últimos refugios como se demostró en la pandemia», reflexiona Del Amor, que aún no sabe cuál será su próxima aventura literaria: «No lo sé, pero me gustaría seguir escribiendo porque me permite adentrarme en el terreno de la ficción sin dar explicaciones. En el periodismo no se debería ficcionar nunca, pero hay muchos que lo hacen».