La lista de motivos que recoge el proyecto de ley de prevención del consumo de bebidas alcohólicas en menores de edad para erradicar su ingesta en el colectivo o, al menos, retrasarla en lo posible, es extensa y, en apariencia, disuasoria. El alcohol puede desembocar en malos resultados académicos y elevar las conductas de riesgo y además es «uno de los principales» factores para el desarrollo de enfermedades como el cáncer. Sin embargo, solo en Galicia, cada semana el servicio de Urxencias del 061 atiende de media una docena de intoxicaciones etílicas protagonizadas por menores.
En esos adolescentes tiene la vista puesta el Gobierno central con la futura normativa, que determina el someter a una «evaluación integral» al perjudicado, pero también de sus padres, madres o tutores si tiene menos de 16 años, y establece que ese examen «podrá mantenerse después del alta».
Así figura en el proyecto de ley al que dio luz verde ayer el Consejo de Ministros, un paso más hacia una legislación que por ahora, gobierno tras gobierno, se quedó en declaración de intenciones en el ámbito estatal. De hecho, el texto —que ahora inicia lo que será una tramitación larga en las Cortes— ha sufrido variaciones desde que lo presentó la ministra de Sanidad, Mónica García, el año pasado. Por ejemplo, se quedó por el camino el veto al uso de expresiones como «consumo responsable» o «moderado» y se suavizaron algunas restricciones en publicidad que afectaban al mobiliario de las terrazas e inquietaban al sector hostelero: la norma, según Sanidad, no afecta a las situaciones «ya existentes».
Educación, en el «cole» y en casa
Se concienciará a las familias de los riesgos del alcohol y a los chicos mediante la inclusión de contenidos preventivos desde primaria hasta la universidad y en el currículo de los futuros maestros. En el aula, y fuera, porque las actividades extraescolares también buscarán sensibilizar sobre estilos de vida saludables.
Alerta en los centros de salud
El Ministerio contempla el impulso a protocolos para detectar el consumo en menores cuando acudan al médico, una medida que ya está presente en numerosos centros sanitarios gallegos, aunque hay expertos que abogan por estandarizarla y generalizarla. En Urgencias, los menores atendidos por intoxicación etílica serán «objeto de una evaluación integral», que «implicará» a sus tutores o padres si no han cumplido todavía 16 años.
Control de locales
Las Administraciones con competencia urbanística podrán limitar la apertura de nuevos locales, valorando la concentración de puntos de venta minoristas de bebidas en el entorno de centros educativos, de menores o de ocio de menores.
Test de alcoholemia
La ley prohibirá beber en centros donde la presencia de menores sea mayoritaria, como los educativos, de protección de menores o deportivos, de ocio o de espectáculos concebidos para menores, incluidos partidos juveniles. En los lugares y circunstancias en las que esté prohibido consumir, los agentes podrán realizar pruebas de alcoholemia con etilómetro, que se podrán repetir a petición del afectado. En cuanto a las multas por beber, en los menores puede suspenderse la infracción leve por consumo a cambio de participar en cursillos de concienciación o rehabilitación. Según «El País», esas multas serán similares a las del consumo de drogas en la vía pública. Tampoco podrá venderse alcohol de forma ambulante y las máquinas automáticas deberán tener dispositivos que impidan su compra por menores.
Límites a la publicidad
En agosto la ministra avanzaba la prohibición de publicidad de cualquier bebida alcohólica, incluso las llamadas 0,0, en un radio de 200 metros de centros educativos, sanitarios o lugares de ocio para menores. Ahora el radio se reduce a 150 metros y «sí estará permitida» la publicidad de aquellas bebidas fermentadas por debajo de 0,5% de alcohol. Además, la medida entraría en vigor un año tras publicar la ley, «sin afectar a aquellas situaciones ya existentes hasta ese momento». Asimismo, quedará prohibida cualquier publicidad dirigida a menores y en los anuncios de estos productos no se podrá usar a menores de 21 años o personajes populares ni se podrá asociar el consumo a la mejora del rendimiento físico y el éxito social o sexual.
35.000 adolescentes suelen darse atracones
El alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida en España y en Galicia por los menores, una situación que los expertos consideran un problema de salud pública de primer orden. En la comunidad, tres de cada cuatro estudiantes de enseñanzas secundarias de entre 14 y 18 años lo han probado, seis de cada diez han bebido en el mes previo a la encuesta en el colectivo realizada por el Plan Nacional sobre Drogas y uno de cada cuatro se han emborrachado.
Una de las cuestiones que preocupa en especial a los especialistas es el consumo intensivo, en forma de atracón, que supone la ingesta de al menos cinco copas en menos de dos horas. En general, un 28,2 por ciento de adolescentes españoles admite esa práctica en el último mes y el porcentaje es incluso superior en Galicia, donde lo confiesa un 29,4 por ciento de estudiantes de 3º y 4º de ESO, FP y Bachillerato.
Esa cifra, que se traduciría, aproximadamente, porque no todos estudian, en números absolutos en el entorno de unos 35.000 chicos y chicas de entre 14 y 18 años, supone un salto cuantitativo de un 24% más desde la obtenida en 2019, el último año prepandemia. Entonces admitían esa costumbre un 23,7%. Si la comparación se realiza con la anterior encuesta, la de 2021, el incremento porcentual es incluso mayor: de un 44 por ciento.