Los riesgos inflacionarios siguen presentes en la eurozona y la incertidumbre va en aumento ante la posibilidad de que la Unión Europea (UE) sea el siguiente afectado por los aranceles impuestos por el presidente de EEUU, Donald Trump. El índice de Precios de Consumo (IPC) de la zona euro ha iniciado el año al alza y puede que continúe por ese camino, ya que, si llegan, los aranceles de represalia volverían a aumentar los precios.

En enero, la inflación de la eurozona subió una décima, hasta situar su tasa interanual en el 2,5%, en lo que supone el cuarto aumento consecutivo y, además, la mayor subida de precios en la región desde julio del pasado año.

El pasado 30 de enero, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, aseguraba en la rueda de prensa posterior a su primera reunión de 2025 que «la pendiente de los tipos de interés es descendente».

Además, sus previsiones son que la inflación fluctúe en los niveles actuales a corto plazo y el organismo sigue esperando que la inflación alcance el objetivo del 2% durante este año. No obstante, reconocía que «las fricciones comerciales harían más inciertas las perspectivas de inflación» y que «los aranceles podrían debilitar la economía mundial».

El BCE volvió a recortar los tipos de interés en 25 puntos básicos. Una decisión tomada de forma unánime por el Consejo de Gobierno a la luz de que, aunque «el proceso de desinflación está bien encaminado», la inflación interna «sigue siendo alta».

Ahora, mientras Trump amenaza a la UE con ser el siguiente en sus planes de imponer aranceles, la realidad parece apuntar a que «los riesgos inflacionarios están lejos de haber disminuido por completo». Así lo consideran los analistas de ING, que ven que, ahora que EEUU se acerca a la imposición de aranceles a la UE, la cuestión es cuál será la respuesta de la Comisión Europea.

«Los aranceles de represalia volverían a aumentar la inflación, ya que suelen dar lugar a precios más altos para el consumidor». «Como los riesgos inflacionarios siguen presentes y la incertidumbre va en aumento, la pregunta es hasta qué punto puede bajar los tipos de interés el BCE para darle más margen de maniobra a la economía», afirman.

Desde la UE han remarcado que responderán «con firmeza a cualquier socio comercial que imponga aranceles de manera injusta o arbitraria». Pero el presidente de EEUU ya ha dejado claro que «por supuesto» aplicará aranceles a los productos de la UE: «Definitivamente se impondrán» y lo harán «muy pronto».

Desde Oxford Economics exponen que Trump ha iniciado otra guerra comercial con los socios comerciales de EEUU y, aunque la UE se ha salvado por el momento, «los riesgos han aumentado significativamente». «Incluso si Trump no impone aranceles adicionales, el impacto en la cadena de valor global probablemente se sentirá incluso en la eurozona«.

«De manera similar, el debilitamiento del tipo de cambio y su consiguiente aumento de la presión inflacionaria pueden generar cierta preocupación entre los miembros del BCE sobre la velocidad de la normalización de la política«, añaden.

Como explican, los aranceles «son una pendiente resbaladiza»: «La teoría del comercio implica que el bienestar de un país puede aumentarse mediante la repatriación de las ganancias de las empresas extranjeras. A medida que aumentan las importaciones, se envían más ganancias al exterior, lo que provoca una disminución del PIB. En teoría, los aranceles sobre los bienes extranjeros proporcionan subsidios a los bienes nacionales, lo que reduciría las importaciones y conduciría a un aumento de las exportaciones netas».

Sin embargo, «este incentivo es válido para todos los países, lo que representa un dilema del prisionero, según el cual la mejor respuesta de cada país es aplicar aranceles, lo que da un resultado subóptimo para todos».

El anuncio de aranceles de Trump incluye una cláusula de escalada que aumentaría los aranceles estadounidenses a los países que tomaran represalias, lo que «siembra la semilla de un escenario más oscuro». Según Danske Bank, para los mercados y la economía en general «el escenario más negativo probablemente sería la implementación de aranceles universales amplios, que se aplicarían a casi todas las importaciones».

La creciente incertidumbre «supone un viento en contra para Europa», pero creen que los efectos negativos se compensarán en parte con una mayor flexibilización de la política monetaria por parte del BCE de lo que hubiera sido en otras circunstancias.

En Federated Hermes coinciden en subrayar que los aranceles tienen el potencial de aumentar la inflación a corto plazo, si las empresas trasladan los costes a sus consumidores. En su caso, esperan que se trate de un impacto puntual de la inflación, en lugar de un aumento sostenido. «Esto tiene el potencial de mantener los tipos más altos durante más tiempo a corto plazo, pero no esperamos que tengan implicaciones a largo plazo para la política de los bancos centrales», dicen.

Por último, la visión de RaboResearch es que «los aranceles se consideran más una amenaza inflacionaria en EEUU que un lastre para el crecimiento en Europa», por lo que ven respaldada su opinión de que cualquier reticencia de la Reserva Federal (Fed) a recortar inducida por los aranceles «no hará más que envalentonar al BCE en su intento de evitar un endurecimiento de las condiciones financieras liderado por EEUU, que es totalmente injustificado desde una perspectiva europea».

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