Este lunes da comienzo el juicio contra el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, acusado de un presunto delito de agresión sexual contra la futbolista Jennifer Hermoso y otro de coacciones contra la propia jugadora y su familia. Diecisiete meses después del beso no consentido en la entrega de medallas del Mundial de Sídney, Rubiales se sentará en el banquillo de acusados.
El exfutbolista y expresidente de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) se enfrenta a una posible condena de dos años y medio de prisión por los delitos anteriormente citados, a petición de la Fiscalía. Hace solo unos meses, en junio, el Tribunal Supremo dictaminó una sentencia de un año y nueve meses de cárcel a un policía por un beso no consentido a una detenida. En su sentencia, en concordancia con lo estipulado por la ley del ‘solo sí es sí’, los magistrados subrayaron que «la clave está en el consentimiento, al punto de que si este no ha concurrido ha habido agresión sexual«. Consideraron, además, «evidente» que «el contacto fugaz de un beso no consentido supone una invasión corporal» hacia la víctima.
La vida de Luis Rubiales más de un año después de su dimisión
Tras su dimisión, Rubiales vivió durante algo más de dos meses, hasta abril de 2024, en una lujosa residencia de una exclusiva urbanización de Punta Cana. El alquiler de la misma ascendía a 1.300 euros al día, según desveló Relevo. Además, según un atestado judicial, el expresidente de la federación adquirió un Porsche Megan durante su estancia en la isla.
El 3 de abril del año pasado regresa a España, donde fue detenido nada más pisar el aeropuerto. Tras negarse a declarar ante la Guardia Civil por su presunta implicación en contratos irregulares durante su presidencia — enmarcados en la denominada ‘Operación Brodie‘ — fue puesto en libertad. Desde entonces, Rubiales lleva una vida tranquila en su residencia de Granada, situada en la calle Reyes Católicos, a escasos metros de la catedral. Allí se comporta como un vecino más del barrio.
El expresidente pasa sus ratos de recreo en su casa de campo
Cuando quiere huir de los turistas que asolan la ciudad, Rubiales se traslada a una residencia de campo en las inmediaciones de Granada. También realiza visitas recurrentes a sus padres, que viven en su Motril natal. Además, ha viajado a menudo a Madrid en los últimos meses parar preparar la defensa junto a su equipo de abogados.
Una de las pasiones que parece haber dejado de lado en los últimos tiempos es el fútbol. Rubiales ha eludido acudir al estadio de Los Cármenes para presenciar los partidos del Granada CF, consciente del revuelo que su presencia podría suponer entre los asistentes a los encuentros.