Para el gobierno de Francia, el 2025 empieza como acabó; intentando encontrar la fórmula perfecta para aprobar los nuevos presupuestos y conseguir un ahorro de 50.000 millones de euros para sanear las cuentas del país.
Este lunes, el ministro de economía, Éric Lombard, ha iniciado una ronda de consultas, como ya prometió antes de vacaciones, con los principales líderes políticos poniendo sobre la mesa los objetivos del nuevo gobierno de Macron, encabezado por François Bayrou, y retomando con “ajustes” el proyecto de ley de finanzas del anterior primer ministro, Michel Barnier.
“Recibiré a todos” los partidos, afirmó Lombard en una entrevista para ‘France Inter’, aclarando que por el momento ha recibido respuestas favorables de la mayoría de las fuerzas políticas, a excepción de La Francia Insumisa. Aunque, el partido socialista sigue apretando al gobierno de Bayrou para que realice “concesiones notables” en los presupuestos, si no quiere “volver a ser censurado”.
Consultas y negociaciones
Se espera un mes de enero de consultas y negociaciones, de idas y venidas, para conseguir un texto que reduzca el déficit público de Francia lo más rápido posible. El país cerró el 2024 con un 6,1% del PIB, muy por encima del umbral marcado por Bruselas, en el 3%. Según el ministro de Economía su objetivo es reducirlo este año al 5% o 5,5% del PIB, y para ello, remarca que serán necesarios importantes esfuerzos por parte de todos los franceses. Aunque, el objetivo se complica, puesto que, el Banco de Francia ha bajado su previsión de crecimiento económico para este año del 1,2% al 0,9%.
Este lunes, la ministra de Cuentas Públicas, Amélie de Montchalin, ha querido llamar a la calma anunciando que el gobierno no subirá aquellos impuestos que penalicen a los hogares de clase media, concretamente el aumento del IVA, y ha aclarado que los próximos presupuestos no tendrán un color político: “Este presupuesto no será ni el de la derecha, ni el de la izquierda, ni el del centro. No será el presupuesto ideal de un partido, sino el del país”.
Con una Asamblea Nacional fracturada y sin mayorías, el gobierno de Macron sabe que no puede aprobar nada por sí solo. Necesita el consenso del resto de partidos políticos para evitar caer de nuevo en una moción de censura, como ya la pasó a su predecesor Michel Barnier, quien se coronó por ser uno de los primeros ministros que menos tiempo ha ocupado el cargo, tres meses.
“El objetivo de déficit público de Francia para este año, nacerá fruto de las conversaciones”, afirmó la portavoz del gobierno, Sophie Primas. Bayrou y su ministro de economía buscan acercar posturas, en especial, con los socialistas y la extrema derecha de Marine Le Pen, quienes tienen en su mano la continuidad de este nuevo gobierno y la estabilidad política de Francia. Bayrou necesita imperativamente los votos de los socialistas, si no quiere vincularse con Le Pen, para aprobar sus presupuestos.
El fusible de la reforma de las pensiones
Este lunes, Lombard se ha reunido con el jefe del Partido Socialista, Olivier Faure, para discutir el borrador de los presupuestos y la Seguridad Social. Faure se mantiene firme y declaró que está dispuesto a censurar al gobierno si no lleva a cabo «concesiones notables» sobre la reforma de las pensiones establecida a los 64 años.
Sin embargo, François Bayrou descartó antes de Navidades, la suspensión de la reforma, aunque mencionó «una organización diferente» de las jubilaciones, al igual que ya lo hizo Emmanuel Macron en su último discurso.
La reforma de las pensiones es el fusible que hace saltar todo por los aires. Los insumisos son tajantes: “Estamos esperando el discurso de política general y el voto de confianza, o de censura, para responder a la invitación del Ministerio de Economía”, afirmó el diputado insumiso, Manuel Bompard, para la agencia AFP.
El discurso de política general del primer ministro François Bayrou está previsto que tenga lugar el 14 de enero, donde se dirigirá a la Asamblea Nacional para anunciar su hoja de ruta política.