El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que acaba de ganar las elecciones presidenciales de Estados Unidos, siempre ha mantenido una peculiar relación con el mundo del deporte. Su incursión más sonada en el terreno deportivo ocurrió a finales de los años ochenta, cuando se lanzó a organizar una carrera ciclista con la intención de convertirla en la mejor prueba del mundo por etapas, por encima del Tour de Francia. 

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