El Gobierno ya ha puesto sobre la mesa su reforma fiscal, la que había prometido a la Comisión Europea para 2025. Entre sus propuestas hay varias subidas fiscales: crear el impuesto a la banca (que será temporal e introducirá progresividad), elevar la tributación del diésel (para equipararlo con la gasolina) y el tabaco, un impuesto sobre los líquidos y la nicotina de cigarrillos electrónicos y vapeadores y aumentar el IRPF a las rentas del capital y el IVA de la vivienda turística.
Se trata del contenido más relevante de las enmiendas presentadas por el Grupo Socialista, con la colaboración del Ministerio de Hacienda, al proyecto de ley para garantizar una tributación mínima por parte de las multinacionales. Un caballo de Troya normativo que quiere emplear el departamento de María Jesús Montero para llevar a cabo numerosos cambios fiscales que se puedan aplicar en 2025.
El Gobierno ya había avanzado que las medidas que fuera a proponer beberían de libro blanco para la reforma fiscal que María Jesús Montero encargó hace dos años. Y así ha sido. Entre las enmiendas propuestas, a las que ha tenido acceso este periódico, está la subida fiscal del diésel.
Concretamente, se elimina la bonificación que tenía el diésel frente a la gasolina. La medida entrará en vigor el 1 de abril de 2025 y no afectará al gasóleo profesional.
Se incluye un mecanismo para bajar la tributación de este combustible si su precio se incrementa dos meses consecutivos y supera, de media, los 2 euros por litro, y si la media de cotización del barril de Brent se incrementa ese segundo mes por encima de la media del mes anterior.
Por otro lado, como había adelantado el Ministerio de Sanidad, se gravarán los líquidos y la nicotina que emplean vappers y cigarrillos electrónicos con un nuevo impuesto. Y, en términos generales, se elevará la tributación sobre los productos que tengan tabaco a través de su impuesto (el impuesto sobre las labores del tabaco).
El Ejecutivo mantiene su política de elevar la tributación de las rentas altas y propone subir un punto la tributación de las rentas del capital superiores a 300.000 euros (pasa del 28% al 29%) en el IRPF.
Por otro lado, está el nuevo impuesto a la banca, que finalmente será temporal. Grava el margen de interés y comisiones que obtienen las entidades de crédito y las sucursales de las entidades extranjeras en España por la actividad que desarrollan en nuestro país.
El tipo del impuesto tendrá un carácter progresivo (del 1% al 6% en función de la base liquidable) y permitirá la deducción del 25% de la cuota de Sociedades. Además, se establece una deducción extraordinaria en el caso de que sufran un descenso sostenido de su rentabilidad.
Tendrá efecto para los periodos impositivos que se inicien el 1 de enero de 2024 y se abonará ya en 2025. Será aplicable durante tres ejercicios consecutivos a partir de 2024.
Así mismo, en las enmiendas propuestas, el Gobierno ha incluido el compromiso de impulsar en la UE la modificación de la directiva del IVA. El objetivo es poder gravar los arrendamientos de vivienda turística en aquellas zonas donde el mercado inmobiliario se encuentra tensionado, que se suelen promocionar en plataformas digitales.