El cambio climático está golpeando con extraordinaria crudeza el continente africano, y lo peor de ello es que nadie parece estar enterándose. El lago Chad, del que depende la supervivencia de nada menos que 40 millones de personas, está secándose de forma acelerada y ya solo tiene el 10% de la superficie que tenía hace seis décadas. La situación es dramática, una auténtica emergencia humanitaria a la que parece estar dándose la espalda. Oxfam-Intermón ha recordado la gravedad de esta situación y pide a los gobiernos que actúen para evitar una mortalidad masiva en esta región.

Fuente