Europa y España en particular pueden pasar a ser insignificantes en los próximos años en la economía mundial, pero todavía estamos a tiempo de reaccionar. Estamos analizando qué podemos hacer en España desde que, en el acto de entrega del Premio Europa Carlos V a Mario Draghi, en Yuste (Cáceres) el pasado mes de junio, el expresidente del Banco Central Europeo (BCE) y antiguo primer ministro italiano ya hizo algunos spoilers de las líneas maestras del informe que le había encargado la Comisión Europea.
El primer reto que tenemos es impulsar la productividad, en un contexto de desaceleración demográfica. Según indica el informe, «en 2040, se espera que la población activa de la Unión Europea se reduzca en casi dos millones de trabajadores al año y la proporción entre trabajadores y jubilados pase de 3:1 a 2:1». Las soluciones que apunta Draghi se centran en hacer «más Europa» con la creación de un fondo de 800.000 euros al año y unificando mercados con una regulación que favorezca la innovación. La pregunta clave es: ¿qué podemos hacer desde España?
La brecha de productividad entre Europa y Estados Unidos se ha basado en el diferente aprovechamiento de la tecnología digital. Las tres empresas que más invierten en I+D en Estados Unidos son tecnológicas (Alphabet, Meta y Microsoft), mientras que en la Unión Europea (UE) pertenecen al sector del automóvil (Volkswagen, Mercedes-Benz y Bosch) y en España son empresas de servicios (Banco Santander, Telefónica, Amadeus). En nuestro país, la inversión en I+D del sector empresarial representa el 56,8% del total, frente al 66,7% de la media europea.
Desafío aún mayor
Europa aún tiene la oportunidad de liderar futuras olas de innovación digital en los ámbitos WAIQ (acrónimo de web3, inteligencia artificial y computación cuántica) y en microelectrónica, que serán fundamentales para mejorar la productividad, la autonomía estratégica y la seguridad de los diferentes estados. En España, el reto es todavía mayor que en otros países de la Unión Europea por nuestro modelo productivo basado en los servicios y nuestra mayor exposición a la disminución de población por la baja natalidad y al cambio climático por la situación geográfica de nuestro país.
La tendencia de los últimos 15 años nos aporta datos interesantes. En ese periodo (2008-2023), tuvimos un crecimiento real del producto interior bruto (PIB) del 9%, en comparación con el 17% de la UE y el 33% de Estados Unidos. Frente a la mayor parte de los países europeos, también experimentamos un crecimiento de la población, aunque paralelamente hemos sufrido una fuga de talento cualificado debido a los bajos salarios. En concreto, los salarios brutos ajustados por el IPC crecieron el 26% en España, el 53% en Europa y el 72% en Estados Unidos en ese periodo.
Con este contexto, desde la perspectiva española, también identificamos como retos la urgencia de mejorar la productividad por hora trabajada, así como incrementar la inversión en I+D+I de las empresas. Podríamos entrar en un debate sobre por qué ocurre esta situación. Entre las razones estarían la falta de grandes empresas tecnológicas que hagan un efecto tractor, la de know-how experto en gestión de la innovación y la de mano de obra cualificada. También es necesario evolucionar hacia un entorno regulatorio adecuado (fiscalidad, marco laboral, colaboración público-privada…).
Propuestas presentadas
En los últimos meses, foros como el de Cotec, a través de su grupo de Soberanía Tecnológica, el Grupo de Trabajo de Propiedad Industrial de Ametic y varias organizaciones coordinadas por el Foro de Empresas Innovadoras (FEI) han presentado algunas propuestas en este sentido. Entre las soluciones que propone el Informe Draghi y estas propuestas están el facilitar el camino para que los «inventores se conviertan en inversores» con nuevas políticas relacionadas con la propiedad industrial.
En conclusión, para mejorar la productividad es necesario incrementar en calidad y cantidad la inversión empresarial en I+D+I, especialmente en España. Esto pasa por mejorar la eficiencia operativa. Es ahí donde la gestión de la propiedad industrial aparece como una de las grandes palancas de crecimiento. Para ello, debemos incluir estos conceptos en las políticas de I+D+I y las estrategias de las empresas. Tanto las nuevas tecnologías WAIQ como aquellas relacionadas con la mitigación del cambio climático son grandes oportunidades que Europa tiene que aprovechar. Hay buena voluntad por todas las partes. Ahora toca tomar decisiones y actuar. Para algunos, será nuestra mayor motivación en los próximos meses. Está en juego nuestro Estado de bienestar.