La tradicional ofrenda a la Virgen de los Desamparados en la Basílica de València colocó al Levante en una posición de privilegio para pedir deseos de todo tipo. Desde anhelos personales hasta, por supuesto, suspiros deportivos. No obstante, las plantillas del primer equipo masculino y femenino, uniendo sus fuerzas ante la Virgen de los Desamparados de manera conjunta por primera vez en la historia del club levantinistas, aspiran a que la temporada futbolística les otorgue salud y objetivos cumplidos sobre el terreno de juego: un ascenso a Primera para los pupilos dirigidos por Julián Calero y un nuevo año peleando con los grandes de la Liga F para las futbolistas entrenadas por Roger Lamesa, sin renunciar a las tres primeras posiciones que dan acceso a la Champions.
Miembros de la expedición levantinista empezaron a desfilar y a aparecer por la plaza de la Mare de Déu a partir de las 13:00, con tal de asistir a una misa que arrancó media hora después y que contó con la presencia del vicerrector de la Basílica de la Virgen de los Desamparados, Álvaro Almenar, y de los capellanes del Levante, José Luis Sánchez y José Gerónimo Tébar. Por su parte, el presidente del club, Pablo Sánchez, fue quien capitaneó a la disciplina granota acompañado por Braulio Pastor, vicepresidente, Ruth García, consejera, y Felipe Miñambres, director deportivo, entre otros. Como máximo representante de la entidad, Pablo Sánchez subió al altar para prometerle a la Virgen un equipo entregado, comprometido con el sacrificio y el esfuerzo, y que construya una gran familia.
«Venimos para encomendarnos a ti, Madre, en esta nueva etapa que estamos a punto de emprender. Nuestro equipo se presenta con la humildad de quienes buscan crecer a través del esfuerzo y la sana competición. Nos comprometemos a construir no solo un equipo fuerte bajo nuestros colores, sino también a fomentar una familia de jugadores que, mediante el fútbol, el esfuerzo y el mérito, aspiran a ser mejores profesionales y, sobre todo, mejores personas», dijo el presidente antes de que Vicente Iborra, Andrés Fernández, Alharilla Casado y Estela Carbonell leyeran unas preces y depositasen unas flores, teñidas de azulgrana, a los pies de la Virgen de los Desamparados.
Una vez finalizó el acto, Pampín, última incorporación del Levante, aseguró estar muy feliz con el salto que ha dado en su carrera deportiva. El lateral sabe de la responsabilidad de vestir la elástica granota y quiere dignificarla sin poner objetivos a largo plazo. Con compromiso y entrega en el día a día. «Estoy muy feliz, el grupo es fantástico. Vengo a sumar y a hacer lo que quiera el míster. El grupo quiere optar a todo, pero estamos con los pies en el suelo», comentó. María de Alharilla, por su parte, afronta una temporada con muchos cambios en el Levante Femenino, pero convencida de que el equipo seguirá compitiendo con los clubes más grandes de la Liga F. «El Levante es un club que siempre ha competido con los grandes y nuestra idea es afrontarlo así», dijo a la salida de la basílica, además de asegurar que trabajará para tener más minutos. «El año pasado, con las lesiones, tuve un año difícil. Ahora vamos por buen camino».