El joven acusado de matar a su padre, cortarle la cabeza y jugar con ella como si fuese un balón de fútbol en una rotonda de Ribera de Arriba, en Asturias, permanece en la unidad penitenciaria del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), despierto, pero «no quiere hablar y se muestra poco comunicativo», según ha podido saber COPE.
Los médicos tardarán, al menos, «un par de días» para diagnosticar la posible patología que padece. Será entonces, cuando la jueza que instruye el caso determine el futuro de este hombre. Y esa es la gran pregunta: ¿Qué va a pasar con él? ¿Hay lugar en las prisiones para pacientes psiquiátricos?
Opciones para su internamiento
En la de Asturias, no. Según ha contado, en COPE, Juanjo Villar, portavoz de ACAIP-UGT en el centro penitenciario de Villabona, «la cárcel no está preparada para internar pacientes con determinadas patologías porque solo existe, en esos casos, una derivación al hospital de referencia o un profesional que pasa, por la prisión, una o dos veces al mes a visitar a los enfermos».
Por su parte, el psiquiatra ovetense Ángel García Prieto coincide en que un preso con una enfermedad mental debe ser internado en un centro específico donde se pueda tratar su trastorno «con una medicación adecuada».
Andalucía y Comunidad Valenciana
En España, solo hay dos hospitales psiquiátricos penitenciarios. Están en la Prisión Provincial de Sevilla (Sevilla I) y en el Centro Penintenciario Alicante Cumplimiento, más conocido como la cárcel de Fontcalent, donde estuvo preso el hombre condenado por degollar a un niño en el parque de Isabel la Católica, de Gijón.
«Habría que hacer un estudio individualizado y una vez que los profesionales hayan estudiado al interno y su problemática concreta, supongo que lo más adecuado sería trasladarlo a uno de esos centros, pero están saturados«, advierte Villar. Y es que, según ha explicado el portavoz de ACAIP-UGT en el Centro Penitenciario de Asturias, en torno al 80% de los presos que hay en España han sido diagnosticados con algún tipo de trastorno psiquiátrico.
Por eso, reclama una «respuesta singularizada» para estos problemas porque, según defiende, «la prisión no es el sitio más adecuado para estas personas; no se puede cerrar, tirar la llave, y olvidarnos del problema».