Las claves
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El primer ministro de Tailandia, Anutin Charnvirakul, ha disuelto este viernes el Parlamento y convocado elecciones anticipadas con el fin de «devolver el poder al pueblo». Una decisión que se registra en medio del repunte de la violencia en la frontera con Camboya, con bombardeos cruzados y despliegue de blindados que ha dejado esta semana más de una veintena de muertos.
En un decreto aprobado también por el rey Maha Vajiralongkorn, Charnvirakul, que lleva apenas tres meses en el poder, citó el enfrentamiento fronterizo y otros desafíos para su Gobierno en minoría para justificar la convocatoria electoral. Los tailandeses irán a las urnas en el plazo de 45 a 60 días.
El texto defiende esta decisión alegando que es la «solución adecuada (…) para obtener un gobierno mayoritario estable (…), de modo que la administración del país pueda seguir funcionando de forma fluida y ordenada» frente al actual Ejecutivo y los «numerosos problemas políticos internos» que enfrenta, como la indignación provocada por la gestión de las devastadoras inundaciones de noviembre.
«La solución adecuada es disolver el Parlamento… lo cual es una forma de devolver el poder político al pueblo«, defendió Charnvirakul, un magnate de los negocios que se convirtió el pasado septiembre en el tercer primer ministro del país desde 2023.
Anutin, un magnate empresarial, es el tercer primer ministro de Tailandia desde agosto de 2023. Cuando asumió el poder en septiembre, afirmó que disolvería el parlamento a finales de enero.
La decisión fue adelantada horas antes por el propio primer ministro después de que el Partido Popular, la mayor formación política de la oposición, amenazara con presentar una moción de censura contra el Gobierno cuando los legisladores han votado en una sesión conjunta para exigir que cualquier enmienda constitucional sea aprobada por un tercio de los escaños.
Anutin juró el cargo como jefe de Gobierno del país asiático a principios de septiembre, después de que el Parlamento lo eligiera como sucesor de Paetongtarn Shinawatra, destituida de forma definitiva por el Tribunal Constitucional. En la ceremonia prometió celebrar elecciones anticipadas en un plazo de cuatro meses.
Su elección buscaba poner fin a la crisis política desatada a raíz de la suspensión de Shinawatra en julio por una «negligencia ética grave» al afear la labor del Ejército durante una conversación con el ex primer ministro de Camboya Hun Sen, una llamada que tuvo lugar en medio del conflicto desatado entre los dos países con decenas de muertos.
Mediación de Trump
Por otro lado, Anutin Charnvirakul anunció que hablará este viernes por teléfono con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para tratar la nueva oleada de enfrentamientos fronterizos entre su país y Camboya, después de que el estadounidense se ofreciera a mediar en plena escalada del conflicto.
El dirigente tailandés prevé que la llamada consista en «una actualización» sobre la situación en la divisoria entre Tailandia y Camboya, donde ambos países cruzan ataques desde el domingo, con al menos 24 muertos, en el que supone el peor episodio de violencia desde julio, cuando cinco días de hostilidades se cobraron alrededor de medio centenar de vidas.
«En cuanto a cualquier decisión o acción, es competencia del Gobierno tailandés, que ha dado su apoyo y mandato a las Fuerzas Armadas tailandesas para llevar a cabo las operaciones», aclaró Anutin.
Trump anticipó el martes, durante un acto político en el estado de Pensilvania (EEUU), que llamaría a los líderes de Tailandia y Camboya, debido a la escalada militar en varios puntos de su frontera común, de unos 820 kilómetros.
«Si él (Trump) me llamara, en mi calidad de jefe de Gobierno, le explicaría y le aclararía cómo la situación ha evolucionado hasta lo que estamos viendo ahora. Tendría que escuchar detalladamente la información directamente de mí», dijo Anutin la víspera.
La nueva oleada de ataques viola los dos intentos por sellar la paz que sucedieron a los enfrentamientos de julio: el alto el fuego alcanzado el mismo mes en Malasia, mediado por EEUU y con China como observador de las conversaciones, y el acuerdo de paz firmado en octubre en el mismo país y promovido por el propio Trump.
El republicano se vanagloria de haber puesto fin -aunque momentáneo- a la violencia desatada en julio, y desde Pensilvania reiteró que la pacificación del conflicto entre Bangkok y Nom Pen forma parte de la lista de ocho guerras que asegura haber acabado desde que retornó al poder en enero de este año.
Los dos países asiáticos mantienen una histórica disputa por la soberanía de varios territorios situados en la frontera que comparten, de unos 820 kilómetros y cartografiada por Francia en 1907, cuando Camboya formaba parte de la Indochina francesa.















