Las celebraciones con fuegos artificiales y otros objetos pirotécnicos, elementos festivos muy utilizados en España y el resto de Europa en fiestas populares y otras celebraciones, provocan una angustia significativa y comportamientos de miedo en las aves urbanas, que les puede provocar incluso la muerte. De hecho, el 1 de enero de 2021, las calles del centro de Roma amanecieron cubiertas por cientos de pájaros muertos por los fuegos artificiales de la Nochevieja.
Un estudio científico, centrado en el comportamiento de los córvidos durante las fiestas de Nochevieja, ha revelado que estos animales experimentan un estrés prolongado que altera sus patrones de descanso y vuelo, con potenciales consecuencias para su supervivencia.
El trabajo, dirigido por la profesora Claudia Wascher de la Universidad Anglia Ruskin y publicado en la revista ‘Behaviour’, se realizó en Berlín (Alemania), observando bandadas de diferentes especies. Los investigadores documentaron que las aves comenzaron a mostrar signos de perturbación horas antes de la medianoche, abandonando sus dormideros habituales y reuniéndose en lugares atípicos.
Señales de angustia y miedo
Y es que la respuesta de estrés no se limitó al momento cumbre del espectáculo, sino que se anticipó debido al ruido y la contaminación lumínica previa. Wascher detalló que se observaron «aves volando en círculos, cambiando de dirección con frecuencia y evitando los árboles donde suelen posarse. Estos comportamientos son consistentes con señales de angustia y miedo«.
Además, la científica explicó que este vuelo errático en la oscuridad puede provocar «desorientación y colisiones entre estas aves. También interrumpe el descanso y aumenta el gasto energético, lo que puede afectar la supervivencia y a la reproducción», alerta.
Cientos de aves murieron en las calles de Roma durante la Nochevieja de 2020. / Corriere della Sera
Aunque el estudio se realizó en Alemania, las conclusiones se consideran relevantes para todos los rincones de Europa; por ejemplo, para el Reino Unido, donde las celebraciones de la Noche de Guy Fawkes (5 de noviembre) o de las hogueras y el Fin de Año implican un uso masivo de pirotecnia en zonas residenciales.
Limitar la duración de los espectáculos
El informe se suma a un creciente cuerpo de evidencia que demuestra el impacto de los fuegos artificiales en la fauna salvaje, desde gansos que vuelan más alto y más lejos hasta aves cantoras que pierden sueño, con datos de radar que registran picos masivos en el número de aves en vuelo durante estas noches.
Los investigadores llaman a la reflexión. «Instamos al público a considerar el impacto de los fuegos artificiales en la fauna urbana», afirma la científica. Y añade que «medidas sencillas», como «limitar la duración de los espectáculos o usar fuegos artificiales silenciosos, podrían marcar una diferencia significativa».
Este llamamiento coincide con las peticiones de organizaciones de bienestar animal en favor de una regulación más estricta y la adopción de alternativas menos dañinas, situando así el bienestar de la vida silvestre en el centro de un debate público que cobra cada vez más fuerza.
Patrones de vuelo erráticos
«Los animales de todo el mundo se ven fuertemente afectados por perturbaciones antropogénicas, lo que genera inquietudes sobre su bienestar y conservación. Los fuegos artificiales durante la víspera de Año Nuevo son una perturbación antropogénica importante y recurrente, que causa contaminación lumínica, acústica y atmosférica«, recoge el estudio.

Córvidos volando sobre Berlín durante un espectáculo de fuegos artificiales. / Westley Hennigh Palermo
La investigación se centró en las respuestas conductuales de bandadas de córvidos: cornejas cenicientas (Corvus cornix), grajos (Corvus frugilegus) y grajillas occidentales (Corvus monedula). «Observamos respuestas directas de los córvidos a los fuegos artificiales ya durante el día del 31 de diciembre», señala el documento.
«Las respuestas conductuales incluyeron reunirse en grandes cantidades en los árboles a primera hora del día, no usar los árboles de descanso habituales, cambios frecuentes en la dirección de vuelo como respuesta directa a los fuegos artificiales y patrones de vuelo erráticos durante los fuegos artificiales principales a medianoche», explican los autores.
Efecto en el bienestar individual
«Nuestro informe muestra una respuesta conductual significativa y prolongada de los córvidos a los fuegos artificiales, que probablemente refleje un efecto importante en el bienestar individual. Esto se suma a un creciente conjunto de evidencias sobre los impactos de los fuegos artificiales en los animales salvajes», añaden los investigadores.
Otros estudios realizados hace unos años en diferentes lugares de Europa con el uso de radares meteorológicos, lograron cuantificar la reacción de las aves a los fuegos artificiales en tres años consecutivos durante el Año Nuevo.
Se identificaron entonces vuelos erráticos y aves que volaron a alturas mayores (hasta 500 metros) de las usualmente hacen en sus recorridos normales. Por último, las densidades más altas se observaron en pastizales y humedales, incluyendo sitios dedicados a la conservación, donde miles de aves acuáticas descansan y se alimentan.

Corvus cornix. / Commonists
Pérdida de crías 30 veces mayor
Algunos datos recopilados demuestran que durante la explosión de fuegos artificiales, las aves adultas abandonan el nido o llegan muy tarde, dejando desprotegidas a las crías que quedan a merced de las condiciones climáticas adversas o de los depredadores. Algunas crías, incluso, pueden llegar a saltar o caer de sus nidos.
Para los cormoranes por ejemplo, se cuantificó que la pérdida de crías fue hasta 30 veces mayor y se determinó que hasta el 83% de la pérdida total de nidos ocurrió la noche de los fuegos artificiales. En Estados Unidos, por su parte, alrededor de 5.000 tordos o turpiales alirrojos murieron en la víspera de Año Nuevo de 2010, cuando se detonaron ilegalmente fuegos artificiales en Arkansas.
Los estudios disponibles sobre este asunto prueban reacciones fisiológicas, como el aumento de la frecuencia cardíaca, liberación de hormonas y otras reacciones metabólicas, demostrando que los fuegos artificiales causan estrés al ave, incluso si no muestran una reacción mayor como una actividad corporal o el vuelo.













