El ‘thriller’ psicológico ‘La bestia en mí ‘ (Netflix, jueves, día 13) supone el primer encuentro en la pantalla, más vale tarde que nunca, de dos pesos pesados de la interpretación que han encontrado casi todos sus papeles más memorables en las series. A un lado está Claire Danes, la inteligente y despierta quinceañera Angela Chase en ‘Es mi vida’; la torturada agente de inteligencia Carrie Mathison en ‘Homeland’, o la agente de talentos Rachel Fleishman, ajena a las restricciones que se imponen a las madres trabajadoras, en ‘Fleishman está en apuros’.
Al otro encontramos a Matthew Rhys, revelado como el Kevin Walker de ‘Cinco hermanos’, coprotagonista de la primera boda del mismo sexo entre dos personajes fijos en una cadena generalista americana; el espía ruso casi demasiado integrado (para pesar de su no tan falsa esposa) en la vida estadounidense en ‘The Americans’, o aquel Perry Mason de HBO que no era abogado inmaculado, sino investigador privado de pasado militar turbio.
Serpiente y mangosta
En la nueva serie, Danes interpreta a Aggie Wiggs, escritora que vive traumatizada por la muerte de su pequeño hijo Cooper (Leonard Gerome) hace cuatro años en un accidente de coche. Aquella pérdida dañó fatalmente su matrimonio con Shelley (Natalie Morales), quien ahora intenta empezar de nuevo. Menos proactiva, Aggie se ha retirado de la vida pública (en una casa que está a punto de no poder pagar) y se está retrasando seriamente en la entrega de su nuevo libro, continuación a unas memorias que le valieron el Pulitzer.
Para colmo de males, o quizá por suerte, a su lado se muda Nile Jarvis, el personaje encarnado por Rhys, un también famoso magnate inmobiliario que antaño fue considerado principal sospechoso de la desaparición de su esposa; todavía no se ha encontrado el cuerpo. Desde el principio se hace notar, ya sea con sus escandalosos e intrusivos perros o con sus estrategias para asfaltar unos bosques cercanos a la comunidad para crear un terreno privado de jogging.
Wiggs se siente repelida por el personaje, por su altivez, y a la vez se reconoce en su fuerza de voluntad y en cierto modo admira su carácter expeditivo. Jarvis parece un buen tema para un libro, quizá el tema que consiga sacarla del bloqueo creativo, y él accede a colaborar en ello, aunque no, claro, a perder el control de su propio relato. Netflix ha hablado de su acercamiento-confrontación como un juego de gato y ratón, pero Claire Danes ha declarado a ‘The Guardian’ que sería más preciso hablar de «serpiente y mangosta», una lucha de poder más equilibrada, entre iguales, sin la cuestión sexual como interferencia.
Reunión de ‘Homeland’
Danes ya había demostrado su capacidad para una paranoia creíble en ‘Homeland’, desarrollada por Alex Gansa y Howard Gordon a partir de la israelí ‘Hatufim’. El segundo ejerce aquí como ‘showrunner’, invitado por la también productora Danes en un momento en que el proyecto llevaba encallado un par de años. En un principio, iba a ser Jodie Foster quien dirigiera el guion escrito por Gabe Rotter, autor publicado por Simon & Schuster y colaborador habitual de Chris Carter, el padre de ‘Expediente X’.
A muchos seriéfilos (y/o cinéfilos) les interesará saber que el director de los dos primeros y los dos últimos capítulos es Antonio Campos, quien después de películas de la capacidad turbadora de ‘Afterschool’, ‘Simon Killer’ y ‘Christine’ (con aquella inmensa Rebecca Hall como Christine Chubbuck, presentadora de informativos que se quitó la vida en directo en 1974), decidió aplicar su talento para la tensión al formato serie. Dirigió, por ejemplo, casi todos los capítulos de ‘The staircase’, excelente dramatización del caso del escritor Michael Peterson y la extraña muerte de su mujer Kathleen, víctima de una aparatosa caída según un marido puesto en cuestión. Campos domina las artes de helar la sangre y dejar sin dormir.














