Tenía el Barça una oportunidad para susurrar que lo vivido el pasado viernes frente al Real Madrid, donde encajó su novena derrota seguida frente a los blancos, fue sólo una pesadilla. Que, pese a ser una sección dejada de la mano de Dios por Joan Laporta, en el deporte siempre hay tiempo para la redención. Pero el Girona de Moncho Fernández, que sólo había ganado un partido esta temporada en la ACB y que pasaba por un momento más que irregular, fue algo así como Los Lakers de los tiempos del ‘showtime’ frente a un Barcelona clavado en Fontajau como un espantapájaros (96-78).
Joan Peñarroya, que ha perdido por completo el control de un equipo mal construido desde los despachos (Juan Carlos Navarro) y bajo la connivencia del eterno directivo responsable del baloncesto (Josep Cubells), tras una matinal insoportable, se jugó los últimos minutos en Girona sin una de sus nuevas referencias, un Will Clyburn (35 años) que no anotó un solo punto en sus 19 minutos de juego (apenas tiró cinco veces).
Sonrojo
Ha perdido el Barça ocho de sus 15 partidos jugados esta temporada, más de la mitad. Su balance en la Liga Endesa es ya de 2-4. Y a las derrotas ya sonrojantes en el Palau frente al Lleida o al Murcia tuvo que sumarle este domingo la sufrida frente al Girona, que aprovechó la defensa de papel y la nula motivación del Barcelona para montar su festival. Significativo que el jugador más eficiente del Barça fuera esta vez Willy Hernangómez (18 puntos, pero sólo dos rebotes). Nada cambia.
Peñarroya, una vez acabado el partido y aún sobre la pista y bajo la mirada desde el palco de sus capataces, fue explícito al calificar la actuación de su equipo: «Inadmisible». Y cuando le cuestionaron acerca de su futuro, fue otra vez lacónico: «Ninguno puede sentirse con fuerzas». Es decir, las responsabilidades, compartidas.
Uno de los que se cargará el muerto, aunque no haya jugado ni un solo minuto en la ACB (tampoco en Girona) será Miles Norris, quien será cortado en los próximos días.
Recortes
Aunque los problemas de la sección van mucho más allá, sobre todo atendiendo al recorte en el presupuesto de salarios deportivos de 2,5 millones de euros (27,3 millones).
Porque, sí, el Girona jugó como los ángeles anotando 15 triples (37%) y agarrando nueve rebotes más que su rival. Aunque hubo que buscar respuestas también en la parsimonia defensiva barcelonista, permitiendo que el Girona se fuera hasta los 30 puntos tanto en el primer parcial como en el tercero, con grandes actuaciones individuales como la de Busquets (18 puntos), Needham (16), Vildoza (15) o Livingston (15).
En el bando azulgrana, el base argentino Juani Marcos, a quien contrataron este verano para reforzar la dirección de juego pese a su perfil discreto, se quedó sin anotar ante su exequipo (contra el Madrid ni siquiera fue alistado). El estadounidense Myles Cale, que al menos aprieta los dientes para defender, anotó cuatro puntos, incluyendo escenas duras como una entrada en la que no fue capaz de levantar la pelota ante el acoso gerundense. Mientras que Fall, el torreón rescatado porque, al parecer, no había otro a quién contratar, tampoco pisó esta vez la pista.
Por supuesto, no fue suficiente con Nico Laprovittola ni con Darío Brizuela, de los pocos jugadores que siempre dan la cara.
Incrustada la sección de baloncesto del Barça en una profunda crisis de resultados, pero sobre todo de identidad, le toca a Joan Laporta decidir qué hacer con Peñarroya después de haber estrangulado la cuenta de resultados de la sección.
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