Carlos Mazón se ha ido. Al menos ha anunciado que así lo hará cuando PP y Vox pacten su relevo en las Corts o, si no hay acuerdo, se convoquen elecciones anticipadas para elegir al próximo nuevo presidente valenciano. El jefe del Ejecutivo regional firmó este lunes su renuncia al cargo, horas después de pronunciar un discurso en el que, por primera vez en un año, reconoció el «error propio» de haber mantenido su encuentro en El Ventorro con la periodista Maribel Vilaplana. “Debí tener visión política y cancelar mi agenda”, admitió en la que ha sido su alusión pública más directa a su larga comida de aquella tarde del 29 de noviembre de 2024, el pecado original que más de un año después ha desembocado en su salida del Palau.
Mazón se va diciéndose víctima de una «campaña brutal» del Gobierno contra su persona y su familia, defendiendo su relato (cuestionado por la jueza) y presumiendo de haber dado «todas» las explicaciones sobre su papel en la gestión de la dana. Pero además de sus múltiples cambios de versión de estos 12 meses, el president en funciones se va dejando un gran interrogante sin cerrar sobre su paradero en las horas críticas de la emergencia: ¿Dónde estuvo entre las 19.00 (cuando aproximadamente separa su camino del de Vilaplana, según se desprende del testimonio de la comunicadora), y el entorno de las 20.00 horas, cuando llega al Palau?
Esa sigue siendo la hora oscura del todavía president, quien pese a toda la presión social, mediática e incluso judicial se resiste a arrojar luz (y pruebas) sobre su localización en esos minutos cruciales, en los que los fallecidos por la dana ya se contaban por decenas y en el Cecopi se ultimaba el Es Alert para avisar a la población. Se conocen algunas de sus llamadas, aportadas a las Corts sin base legal alguna, pero apenas nada sobre el contenido de las mismas.
Baile de horas
En los últimos días, informaciones como la publicada por Levante-EMV han demostrado que no dijo la verdad sobre su actividad de la tarde del 29-O. No se despidió de Vilaplana en el mismo restaurante y todo apunta a que no tomó la ruta hacia su despacho por la calle La Paz, la más directa. Tampoco llegó al Palau a las 18.00 horas, como dijo Presidencia en un principio y mantuvo durante meses. El entorno de Mazón, un año después, admite ahora que fue más tarde de lo dicho durante todo este tiempo pero niega el extremo de las 20.00 horas. Mantienen que fue «bastante antes».
La periodista aportó datos relevantes este lunes ante la jueza. Vilaplana no pudo presentar el tique del aparcamiento al que le acompañó Mazón mientras hablaban de fútbol, si bien aclaró que ese paseo despreocupado, en «actitud distendida», fue hasta la entrada situada en la plaza Tetuán y no la de la calle La Paz. Según su versión ofrecida ante la jueza -acudió como testigo y por tanto con obligación de decir la verdad-, salen de El Ventorro en torno a las 18.45, sensiblemente más tarde de la hora habitual de cierre de este local.
Entre el restaurante, situado en la calle Bonaire, y el acceso de párking en la plaza Tetuán, caminando a ritmo tranquilo, hay unos diez minutos. Es decir, que habrían llegado a ese punto en el que se produce la despedida poco antes de las 19.00 horas. De haber ido directo al Palau desde ahí, Mazón habría tardado a lo sumo otros 15 minutos, lo que ubicaría su llegada a eso de las 19.15 horas. Dónde estuvo Mazón en ese lapso y qué retrasó su llegada al despacho sigue siendo un misterio.
Cambio de vestuario
Vilaplana también declaró a la jueza que Mazón se cambió de ropa en el restaurante. Se puso un jersey que sacó de su mochila, aunque la comunicadora no pudo asegurar si era el mismo con el que llega al Cecopi, de tono amarillento. Una afirmación que, en principio, chocaría con la hipótesis de que el popular pasara por su domicilio de València, a pocos minutos del ya famoso aparcamiento pero en dirección contraria al Palau, antes de acudir a su despacho.
Con todo, permanece la duda razonable de qué pasó con la americana con la que salió del Palau y llegó a El Ventorro. Podría haberla dejado en el restaurante o haber salido del mismo con la prenda puesta. En las imágenes de su llegada al centro de operaciones del Cecopi no hay rastro de la chaqueta, que también podría haber dejado en el coche oficial que le trasladó al Cecopi.
Todavía hoy no se conoce la ubicación de Mazón en ese lapso de una hora, pero sí su actividad telefónica. Su período de desconexión en el que no atiende ninguna llamada también se integra en este espacio ‘en negro’, en concreto entre las 18.57 horas, cuando habla con su número dos en el PPCV, Juanfran Pérez Llorca, y las 19.34 horas, cuando llama a Javier Sendra, un alto cargo de su Gobierno valenciano. Entre medias, dos llamadas de la exconsellera Salomé Pradas que Mazón no responde.
Su teléfono se reactiva a partir de la llamada con Sendra, responsable del metro. Entre las 19.41 y las 19.44 horas mantiene otras cuatro llamadas muy breves, tres con su núcleo más cercano y una cuarta con Pradas. En ese instante vuelve a haber un parón de 26 minutos sin actividad telefónica del president, que volverá a hablar con la ya exconsellera a las 20.10 horas. Un minuto después se lanzó el primer Es Alert. Según fuentes consultadas por este diario, en esos minutos previos a las 20.00 horas es cuando Mazón llega al Palau. Será una estancia muy breve, ya que sale casi de inmediato tras ser alertado por un asesor de que «hay muchos muertos».
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