Suna ha entrado en la habitación que su padre, Kazim, le ha preparado en la nueva mansión. Es luminosa, acogedora, preciosa. Por primera vez en mucho tiempo, ha sentido que alguien pensó en ella.
Al verla, se ha emocionado. Ha recordado todo lo que ha vivido, los años de miedo, de reproches y sometimiento. Su padre nunca las apoyó, nunca estuvo de su lado y ahora parece haber cambiado.
Seyran estaba a su lado y, al verla llorar, la ha abrazado con fuerza. Las dos hermanas se han quedado pensando en cómo habría sido su vida si su padre hubiera mostrado ese amor y cariño mucho antes.
Quizá sea tarde, pero esta vez, algo en él ha cambiado. ¿Podrá Kazim recuperar el cariño de sus hijas o el perdón llegará demasiado tarde?











