Las clínicas ‘anti-aging’ (antienvejecimiento), ‘well aging’ (buen envejecimiento) –como prefieren denominarse algunas– o de longevidad son ya una realidad en España. Ofrecen, entre otros servicios, test genéticos y epigenéticos y terapias de medicina de regeneración celular. En ciudades como Barcelona, han proliferado, de una manera notable, en el último año, debido al aumento de una demanda que proviene fundamentalmente de mujeres de mediana edad con un elevado poder adquisitivo. Estos tratamientos pueden costar hasta 10.000 euros, según fuentes del sector, aunque depende de los servicios a los que el usuario opte. Estos tratamientos incluyen desde pruebas médicas como análisis, test y terapias como la obtención de ‘nanofat’: inyectar grasa del propio paciente en zonas como el rostro para regenerar la piel.
La promesa de fondo es el retraso de la vejez. En algunos casos, también el rejuvenecimiento. El mensaje, en ocasiones, es ambiguo. Pese al crecimiento de esta industria, los especialistas en biología del envejecimiento advierten de que, si bien lo que estas clínicas proponen sí tiene una base científica, algunas «hacen negocio» con algo que aún «no está demostrado que funcione».
«Necesitamos un poco más de tiempo», asegura a este diario el investigador Salvador Macip, director de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC y catedrático de Medicina Molecular de la Universidad de Leicester. «En este momento no tenemos ninguna intervención ni ningún tratamiento que reduzca los procesos biológicos y el envejecimiento en los humanos. Hemos conseguido un montón de cosas pero nada de eso se ha confirmado aún que tenga un efecto anti-envejecimiento», asegura este experto en los mecanismos del cáncer y el envejecimiento.
Suplementos de NAD
En una dirección parecida apuntadice también Victoria Martínez Miguel, investigadora del Max Planck Institute for Biology of Ageing, en Colonia (Alemania). «Lo que hacemos nosotros no tiene que ver con tratamientos para pacientes. Intentamos entender qué pasa y qué podríamos hacer para que el envejecimiento sea más lento. Sobre todo, para que las enfermedades relacionadas con el envejecimiento se puedan retrasar o eliminar», aclara. Martínez recuerda, además, que el hecho de que el envejecimiento no sea considerado una enfermedad impide legalmente que haya investigaciones (por parte de la industria farmacéutica) para buscar «medicinas» directas para tratarlo. «Podemos buscar terapias para enfermedades relacionadas con el envejecimiento, pero a día de hoy no para el envejecimiento en sí», agrega.
Según esta investigadora, una de las cosas que se hace en estas clínicas es inyectar a los pacientes suplementos de NAD (nicotinamida adenina dinucleótido), una molécula esencial que participa en cientos de procesos celulares. «Ahora se llevan mucho y sobre todo los famosos se los inoculan a través de vías. No está para nada probado que eso funcione. Lo que sí parece es que no hacen nada, es como ponerte agua», cuenta Martínez. Es decir, son tratamientos inocuos, pero no dañinos.
El envejecimiento es «maleable»
¿Qué ofrecen entonces las clínicas ‘anti-aging’? Según esta investigadora, algunos de los servicios que ofrecen sí tienen sentido. «Algunas ofrecen paneles completos de los marcadores sanguíneos e incluyen también estudios epigenéticos. Con esa información te pueden aconsejar tomar una dieta mucho más determinada y eso sí tiene sentido para el individuo», reconoce Martínez. Porque el envejecimiento, aunque también depende de la genética de cada persona, sí puede modificarse extrínsecamente con la dieta o el ejercicio. Es decir, es «maleable», pues existen factores que se pueden modificar.
Pero ¿se puede revertir el proceso de envejecimiento? «Eso es más complejo —responde Martínez—. Se puede hacer a nivel celular, pero en un organismo completo es muy difícil. En algunos tejidos de ciertos ratones puedes revertir el envejecimiento: es decir, conseguir que, si ese tejido tenía tres años, parezca de uno. Pero todavía no hemos conseguido eso en un ratón entero». Así, por el momento, el sueño humano de mantenerse joven o ralentizar el envejecimiento es solo eso: una utopía. Cuidarse para llegar en mejor forma a la vejez es una idea más realista.
«Longevidad saludable»
En este sentido, las tradicionales clínicas de cirugía estética han empezado a virar hacia el negocio del ‘anti-aging’ debido al aumento de la demanda y a la «mayor conciencia sobre la importancia de cuidar la salud antes de que aparezcan los signos del envejecimiento». La Clínica Planas de Barcelona, con más de 50 años de historia, ha abierto un nuevo servicio destinado a la «longevidad saludable», en palabras de la gerente del centro, Laia Costa.
«Nuestro objetivo no es frenar el paso del tiempo, sino vivirlo con plenitud. Queremos que, conforme avanzan los años, las personas mantengan la capacidad de hacer todo aquello que les hace sentir bien, pero sin las molestias, el cansancio o los dolores que solemos asociar con la edad», asegura Costa. En eso consiste la «longevidad regenerativa»: un enfoque, explica Costa, que combina medicina preventiva, regenerativa y del bienestar para ayudar al organismo a funcionar «de forma óptima durante más tiempo».
Clínicas como esta ofrecen, por ejemplo, una combinación «estratégica» de diferentes terapias, como las moléculas bioactivas, las células biorregeneradoras o la obtención de ‘nanofat’: un procedimiento estético que consiste en el procesamiento de la grasa del propio paciente para se inyecta en zonas como el rostro (especialmente las ojeras), cuello o escote para regenerar y mejorar la calidad de la piel, aumentando el colágeno y la elasticidad.
«Abordaje integral de la salud»
Aeterna Longevity Lab, también en Barcelona, lleva un año funcionando y, como explica uno de sus médicos, Nicolás Gemelli (especialista en cuidados intensivos), está formada por profesionales de diferentes áreas, como médicos expertos en longevidad, cirugía estética y nutricionistas. «Nuestro objetivo es hacer un abordaje integral de la salud del paciente con una mirada puesta en la longevidad. Queremos que el paciente alcance edades cada vez mayores con mejor calidad de vida. Y potenciar el aspecto de las personas para retrasar los signos de envejecimiento», dice Gemelli.
Uno de los servicios que ofrece Aeterna Longevity Lab es la medicina regenerativa: el área de la medicina estética que busca «estimular» todos los productos de la piel y la estética a través de la regeneración de los tejidos del organismo. Según Gemelli, el auge de estas clínicas responde, más que a una demanda, a un «cambio en el paradigma de la medicina». «Antes se llegaba tarde a diagnosticar y tratar enfermedades». Ahora el objetivo es anticiparse. Los estudios genéticos, por ejemplo, ayudan a ello.
«Es cierto que algunos de estos estudios tienen sus costes y que normalmente los paga gente con un poder adquisitivo medio-alta. Pero tenemos programas que se ajustan a cada paciente», asegura el doctor Gemelli. Según él, las mujeres de media edad son el principal público de estas clínicas. En Aeterna Longevity Lab, los estudios genéticos, con asesoramiento médico incluido, cuestan entre 1.500 y 2.000 euros y el seguimiento anual del paciente, unos 5.000.
«Protocolos de longevidad»
La clínica privada Health Experience, en el barrio barcelonés de Pedralbes, abrió el pasado marzo. «A mí no me gusta hablar de ‘anti-aging’, sino de ‘well aging’: envejecimiento saludable. Nos centramos en el paciente sano, sin patología aguda, que quiere mejorar su calidad de vida y prevenir enfermedades futuras», explica la doctora Andrea Miralbell, experta en medicina estética, internista, radióloga y directora de esta clínica. El «protocolo de longevidad» de Health Experience es «holístico» y «multidisciplinar». Está basado en cinco pilares: la nutrición, el deporte, el sueño, el manejo del estrés y las relaciones sociales. «
A los pacientes de esta clínicas se les ofrece, por ejemplo, una nutrición «muy específica», con suplementos y terapias endovenosas de péptidos (moléculas cruciales en diversos procesos, incluyendo la regeneración celular, la producción de colágeno y elastina) y diferentes activos antioxidantes.
La apertura de esta clínica responde a una «demanda», reconocen tanto ella como la también doctora de Health Experience Ana Munar. «El paciente que tiene algún potencial económico siente que no solo quiere atacar la enfermedad, sino también prevenirla», aseguran. Quienes acuden a esta clínica son personas de unos 50 años con un «buen nivel socioeconómico que se quieren empezar a cuidar». ¿Cuánto cuestan los tratamientos? Ambas evitan dar cifras concretas. «Todas las pruebas pueden costar unos mil euros, pero se tienen que repetir durante un año a buen ritmo y después está el tratamiento», responden. El objetivo es «intentar modular el envejecimiento y reducir su velocidad lo máximo posible», concluyen.
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