La marcha de Marcos Torres de la parroquia Nosa Señora das Dores de Lalín para la de Melide (que hoy se hará oficial) ha levantado un auténtico revuelo en distintos sectores de la capital dezana. Un nutrido grupo de vecinos iniciaron el domingo una recogida de firmas en apoyo al presbítero con la intención de trasladar al Obispado de Lugo el sentir del pueblo: que Marcos Torres pueda seguir en Lalín. La campaña alcanza ya las 2.000 firmas y los formularios repartidos por comercios y templos de las parroquias que atiende Torres son más de 200, según Gúmer Portas, portavoz de los organizadores de la iniciativa. No descartan más acciones reivindicativas en el caso de que Torres deje su tierra.
«Esta iniciativa nació de forma espontánea y pacífica, como un gesto de cariño, reconocimiento y agradecimiento por la labor pastoral y humana que Marcos Torres ha desarrollado durante estos años, dentro y fuera de la iglesia. A partir de esta semana, las hojas de firmas estarán disponibles en diversos comercios y establecimientos del pueblo para facilitar la participación de todos aquellos que deseen sumarse», añade la nota. Se trata de la primera acción vecinal, y «no descartamos realizar otras en el futuro si es necesario, siempre desde el respeto, la cordialidad y el cariño que caracterizan a nuestra comunidad», señalan los feligreses.
Todo esto surgió de forma espontánea este domingo después de que durante la celebración del Pilar se especulara con el traslado del párroco de Lalín. «Queremos hacer pública nuestra voz común y unida: Marcos Torres es uno de nosotros y queremos que siga siendo nuestro párroco», insisten. Y explican en su comunicado que «desde su llegada, Marcos ha logrado algo que va más allá de lo estrictamente religioso: ha creado una comunidad, un pueblo, una parroquia viva. Ha estado con los mayores, ha acompañado a los niños, ha apoyado a los jóvenes y ha sabido tender puentes con la sociedad lalinense en todos sus ámbitos, siempre con humildad, cercanía y una humanidad que ha conquistado el corazón de todos. En Lalín, Marcos no es sólo un sacerdote: es un amigo, un vecino, un compañero de camino. Ha sabido unir, apostar por el amor y abrir puertas. Su forma de vivir la fe y su vocación pastoral han dejado una profunda huella que no queremos ni podemos perder».
Solicitan al obispado que reconsidere cualquier decisión que implique su alejamiento de Lalín. «Siguiendo el espíritu de la Iglesia Sinodal que camina y escucha, pedimos que la voz de los fieles y los habitantes de Lalín no caiga en saco roto. Esto no es un capricho ni una protesta, sino una realidad evidente: el pueblo quiere que Marcos siga siendo nuestro pastor». Y piden también a los responsables «que escuchen la voz serena pero firme de este pueblo, porque Lalín no entendería la ausencia de alguien que se ha convertido en un guía espiritual y humano fundamental. Marcos Torres es, para Lalín, presente y futuro. Queremos que siga aquí, con nosotros, donde su labor es necesaria y donde su presencia es querida», concluyen los vecinos.